jueves, 1 de marzo de 2018

EL CARNAVAL ABANQUINO (8)

EL CARNAVAL ABANQUINO EN LA OBRA DE GUILLERMO VILADEGUT FERRUFINO


Por su parte Guillermo Viladegut Ferrufino,[1] nuestro inolvidable “Papi Vila”, en su obra póstuma “Alma y rostro de Abancay”[2] publicada por su esposa doña Enma Estela Pinto de Viladegut en el año 1997, nos ofrece una colorida pintura de los carnavales abanquinos de la segunda mitad del siglo XX, a través del presente testimonio:


         Los carnavales

“Todos los pueblos tienen una fiesta grande que los hace notables y con este motivo se congregan cientos de visitantes. Abancay, hace muchos años, tenía el Carnaval como una de las fiestas más esperadas y también la mejor celebrada después del día de Mamacha Rosario y de las Fiestas Patrias. Y de esta emoción surgió en el pueblo la conocida y popular música del carnaval abanquino, que también por extensión se llama carnaval apurimeño, en cuyo fondo acomodan los artistas y cantores sus letras para individualizar de acuerdo a su medio, de donde resulta un contrapunto de canciones que aluden a personas, caracteres, costumbres, etc.

El carnaval abanquino duraba toda una semana. Se iniciaba el día sábado con la entrada del Ño Carnavalón; las primeras alegres comparsas se paseaban al son de las flautas, de los charangos, bandurrias y guitarras cantando el «Chayraqmi, chayraqmi / chayaikamuskani / parachawan, wayrachawan / contraschaskukuspa»; lindas tinyas, a manera de tambores, cubiertas por un lado con fino pergamino de piel de carnero, y por el otro con delgada membrana peritoneal de chancho que con dos o tres cuerdas de crin de caballo, resonaban como un enjambre de abejas. Alegres mestizas con sus caras pintadas de blanco y rojo y con sus finos pies de taruca, zapateaban en el suelo recién regado por el cielo después del anuncio de San Pedro con su wakaqara arrastrada por él mismo.


Al día siguiente, domingo de carnaval, se organizan pandillas de «pasianderos», de la juventud y de viejos carnavaleros que iban y venían por las diferentes calles de Wanupata hasta Miscabamba portando los implementos de juegos: harina, picapica, cascarones, agua de florida, serpentinas, evocando las canciones en los idiomas español y en runasimi: «Verde romerito morado floreces/ amor traicionero nunca permanece/. Tratas conmigo/ tratas con otro/ porque no tratas/ solo conmigo/. /Aquí viene la comparsa/ /la comparsa abanquina/ /Desde Maukakalle me mandaron flores/ en una canastita llena de amores/.../Apurimaq mayu río caudaloso/ en tus aguas turbias/ /casi la vida pierdo/ ...Patibamballay patipa ruruchan/ /ciertoponechus parischaykusun/...

Se organizan excursiones familiares al campo portando todos los implementos de juego y los menesteres para preparar el almuerzo «timpu», una especie de sancochado, en las huertas de José Soria, Catalina Hoyos, Dionisio Camacho, mentados por sus duraznos, yendo hacia Qolqaki, la de Azurín hacia Maukakalle, de los Bedia hacia Sawanay; y así las principales familias abanquinas salían al campo, a Tamburco, Aymas y otros lugares; este almuerzo da motivo para que casi al terminar el ágape se iniciara un juego de verdadero carnaval, empleándose todos los residuos del banquete y por consiguiente, la pulcra mesa de momentos antes se convertía en un campo de juego y batalla.


Los jóvenes de la ciudad, los malqos, de aquella época: los Casas, los Huerta, los Pinto, los Ocampo, los Fano, los Luna, los Fernández, etc. formaban sus grupos de combate con sus canastas de globos de cascarones y los bolsillos llenos de harina, que arrojaban a las ventanas de las alegres muchachas, rematando al final con la toma de la casa de las Fano, quienes esperaban bien preparadas desde días antes; por las noches, numerosas comparsas de los aledaños, formaban pandillas que recorrían la ciudad, en aquellos tiempos su número llegaba a los cincuenta conjuntos, dando a Abancay un aspecto único de alegría y bohemia popular.”






[1] Esta biografía es parte de su libro póstumo “Alma y rostro de Abancay”,
GUILLERMO VILADEGUT FERRUFINO.- Natural de Mamara, Provincia de Grau, Apurímac - Perú. Nació el 28 de noviembre de 1902. Sus padres fueron don Felipe Viladegut y doña Luisa Ferrufino, tuvo un solo hermano don Ángel Estefen Viladegut Ferrufino, igualmente periodista, escritor y poeta.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela 661 de Abancay, secundaria en el Colegio Grau de Abancay y en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Lima; su educación Superior la realizó en la Universidad San Agustín de Arequipa, habiendo obtenido el Bachillerato en Historia, Filosofía y Letras.
Como maestro: Dedicó lo mejor de su vida. Con auténtica vocación, cariño, mística y entrega se desempeñó como docente y director en los colegios de Santa Isabel de Huancayo; Miguel Grau, Instituto Industrial N° 14, César A. Vallejo de Abancay, Colegio Mixto de Chuquibambilla, Colegio Mixto Antonio de Ocampo de Curahuasi. En cada uno de los centros educativos donde ejerciera su labor pedagógica o directiva dejó recuerdos imborrables entre sus alumnos, obras de infraestructura, ornato y material didáctico.
Participó con mucho empeño en las luchas populares para conseguir la creación de la Universidad de Abancay. Siendo Director del Colegio César A. Vallejo facilitó sus aulas para las actividad desde la recién creada universidad. Esta actitud solidaria y de cariño a la juventud, le valió una severa llamada de atención de sus superiores.
Por Resolución Ministerial N° 574 del 7 de julio de 1982 fue galardonado con las Palmas Magisteriales.
Guillermo Viladegut fue hombre sencillo, amable, honesto, amante de la paz y la justicia, siempre solícito a prestar su ayudan muy en especial a la juventud a quien le tenía deferente cariño, cualidades éstas que le valieron el aprecio de sus alumnos. Chicos y grandes, propios y extraños, le conocían con el cariñoso apelativo de "PapiVila".
Como periodista: Desde muy temprana edad demostró sus dotes para la noble y difícil tarea del periodismo. Siendo alumno del 3er. año de primaria en el CE. N°661 de Abancay editó un semanario manuscrito. En el Colegio Guadalupe de Lima dirigió un Quincenario de Arte y Literatura.
En 1929 fundó en Huancayo el diario "Renovación". Tras exitosa campaña logró cambiar a Huancayo la capital del Departamento de Junín que estaba en Cerro de Pasco, ha trabajado en los diarios "El Heraldo" y "La Voz de Huancayo" en compañía de su hermano Ángel Estefen.
En 1941, en Abancay, fundó el diario "La Patria", con un grupo de amigos y con el apoyo del Sr. J. Cirilo Trelles y del Ing, Fortunato A. Marín. Fue fundador, director y redactor del diario por más de 17 años. Fue el periódico editado en Apurímac que tuvo la más larga existencia, hasta su cierre en 1957. Colaborador constante del periódico "Meridiano", columnista, colaboró con artículos sobre temas variados en las emisoras locales: Radio Municipal de Abancay, "Apurímac", "Amistad" e "Inti Radio". Su espacio radial "Mirador" fue muy sintonizado y gustado por el público oyente. También fue miembro del Centro Federado de Periodistas de Apurímac.
Como escritor y autor: Autor de la novela "El Extraño Indio Clemente Qespe"; de las crónicas históricas "El Reloj del Tiempo": del poemario "Las Voces Eternas"; de las obras teatrales "Maestro de Escuela ", "Su Ultimo Día " y otros. Sus obras póstumas: "Alancho el Noble Bandolero", " Prosas del Ande", y la actual " Alma y Rostro de Abancay", "El Mirador", con más de 1200 artículos radiales sobre diferentes temas, y otras que se están compilando de sus archivos dejados a cargo de su esposa Sra. Estela Pinto de Viladegut.
Desempeñó cargos públicos de Concejal durante 16 años, cuatro veces Alcalde del Concejo Provincial de Abancay (1942, 1949, 1953 y 1956); Prefecto del Departamento de Apurímac el año de 1980, Presidente dos veces de la Beneficencia Pública de Abancay y Miembro del Instituto Libertador Castilla.
La Biblioteca Municipal de Abancay, fundada por él, lleva su nombre, en mérito a su esfuerzo y dedicación a la cultura de nuestro pueblo.
Don Guillermo Viladegut Ferrufino, dejó de existir el 25 de enero de 1989, en vísperas de juramentar el cargo de Vice-Decano del Colegio de Periodistas de Apurímac. El 27 de enero, previo al sepelio se celebró una misa de cuerpo presente en la Catedral de muestra ciudad; antes de que terminase la ceremonia religiosa, comenzó a caer una torrencial lluvia que obligó a demorar más de media hora, tiempo en que cesó la tormenta, siendo llevado en hombros de sus hijos, nietos y amigos en medio de una nutrida concurrencia y acompañada de una banda de músicos que tocaban huaynos y carnavales. Empezaron los discursos de orden al pie de la Torre de la Catedral, en la puerta de la Prefectura; nuevamente empezó la fuerte e incesante lluvia; parecía que el cielo también lloraba y acompañaba en su dolor a sus familiares. Pese a la persistente lluvia; la concurrencia lo acompañó hasta el campo santo para darle su postrero adiós.
[2] VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Alma y rostro de Abancay. Imprenta IRAL E.I.R.L. Abancay. 1997 Págs. 121 y 122.

2 comentarios:

  1. Gracias Ciro por citar y recordar a mi abuelollermo. Un gran abrazo abanquino. Hugo Viladegut

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    1. De nada, solo estoy escribiendo lo que pasó en Abancay, y si algo pasó es porque personas como el "Papi Vila", dejaron su testimonio. Si eso no fuera así que poco seríamos.

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