miércoles, 14 de marzo de 2018

EL CARNAVAL ABANQUINO (10)

LA YUNSA DEL CARNAVAL ABANQUINO


El carnaval abanquino, reproduce la fiesta de la “yunsa”, “mallqui” o “cortamonte” que se remonta a una costumbre instalada en los departamentos serranos del país que cuentan con ceja de selva o selva alta, donde desde tiempos pioneros, sus colonizadores debían desboscar para la construcción de sus viviendas, la instalación de un huerto de frutales, de campos de cultivo, de pastos para la crianza del ganado y de sus corrales.

Culminada esa ardua tarea e introducidos los cultivos, durante el mes de febrero o marzo que son cuando ven el fruto de sus esfuerzos, lo festejan con canciones, danzas y abundante comida y chicha, representando en un árbol festivo, todos los árboles que debieron talar para construir su hogar y su sustento en medio en medio de los bosques.

Más adelante se llevó esta tradición chacarera, a los escenarios de pequeños centros poblados,  y en la actualidad ya se encuentra instalada en todas nuestras ciudades apurimeñas. Viladegut[1] nos refiere que esta costumbre empezó a celebrarse en Abancay a partir del año 1936, leamos:

“Por el año de 1936 se estableció en Abancay la «yunsa» de mucha popularidad en los pueblos del centro, llamada también «cortamonte». Consiste en plantar un gran árbol, cargado de adornos y regalos; luego, bailando, cantando y cortando a golpe de hacha alrededor del árbol se tumbaba el mismo, momento cuando todos los espectadores tienen que recoger al quitarse los regalos y adornos del árbol caído. Después los participantes se disponen a pasear por las calles de la ciudad haciendo gala de sus disfraces de campesinas y campesinos y evocando las canciones de carnavales.”

           
Sobre los afanes de la yunsa abanquina de la segunda mitad del siglo XX, Viladegut[2] nos relata:

La Yunsa

Es una costumbre de carnavales relativamente nueva, pues en Abancay se introdujo en 1936. Desde entonces se la practica en todos los distritos, barrios y comunidades con especial entusiasmo.

Desde varios días antes de carnavales se organizan grupos de familias de 20 o más personas, entre hombres y mujeres, primando a juventud, comprometiéndose a tomar parte en el juego y a contribuir en los gastos Un día antes del señalado para la fiesta que puede ser el domingo o miércoles de carnaval, se lleva un árbol al sitió designado para realizar la reunión; árbol frondoso, ato de ronco un poco grueso, generalmente el pacae. Se adorna al árbol con serpentinas, globos inflados, botellitas de cognac, juguetes, paquetes de dulces, panes, frutas; si el grupo es más entusiasta, se ponen otras cosas de más valor y atracción, se planta el árbol en un hueco en medio de gran algarabía, y se le complementa sus adornos con otras cosas más que están llegando en último momento.

Para el momento de la fiesta, todos los participantes van con trajes especiales de carnaval; las mujeres llegan ataviadas con sombrero de paja, chamarra, lliqllita y su pollera de vivos colores de pana debe ir una banda de músicos, una orquesta o una estudiantina Se cantan versos de carnaval: / Verde tumbo/verde tumbo / a las mejores me las tumbo /. /Aunque nos critiquen/ poco nos importa/por los carnavales / todo se soporta /.... Se baila y se da vueltas en torno al árbol, por parejas; y, una pareja por turno tanto el hombre como la mujer dan dos, tres y más hachazos al árbol, en medio de una alegría general, una y otra pareja hacen lo mismo, hasta que por fin, después de tanto porfiar, se corta el árbol y cae El público se abalanza sobre el árbol caído para coger alguno de los adornos en medio de un gran barullo. Los participantes felicitan a la pareja que ha cortado el árbol, y les desean éxitos para que al año entrante se encarguen de hace, similar o mejor actuad, de hecho resulta con el cargo encima.

La comparsa recorre algunas calles cantando y danzando carnavales. /El anillo que me diste/oro puro me dijiste / tutallamanta qawaykuqtiyqa/de hojalata había sido././Cielo abanquino / deja que me vaya / maypi kasqaipipas / yuyarimusqaykin /  y se va a la casa que es del “carguyoc”para rematar y seguir cantando y bailando:…../Tarukatapas, vikuñatapas / tropanmantas taqaqmi kam/chaichus mana, taqaykimanchu / yanaykipa brasunmanta/, tengo derecho / mayor derecho / para decirte, te quiero mucho/.


En la actualidad el desarrollo de esta fiesta comienza con la “hurk'a”[3] que es el pedido que hacen la pareja  encargada de realizar la yunsa, que se les llama los “carguyoc” (estar a cargo), para afrontar los gastos de la fiesta, consistente en comestibles, bebidas, regalos para adornar el árbol, músicos, o lo que buenamente quieran obsequiarles los “jurcados” (comprometidos).

El árbol, que puede ser un viejo pacae, un capulí o un palto fuera de producción, o un molle. Su tala. Su traslado. Su “parado” en el lugar señalado. Su adorno con globos, serpentinas, regalos, mantas, ropas, licllas, sombreros, canastas, obsequios y todo con lo que pueda darle apariencia de riqueza, corre a cuenta de los “carguyoc” y sus "jurcados"

               La bondad de la yunsa se mide por la cantidad de niños que esperan a que caiga el mallqui. Si el árbol es rico la chiquillada será abundante, si no es gran cosa, su ausencia será evidente.

A esta fiesta asisten los invitados vestidos con los trajes típicos abanquinos, aunque eso no es obligatorio, pero a veces la calidad de la fiesta a la que uno ha sido invitado, obliga. La fiesta empieza con la entrada de las parejas invitadas presidido por los “carguyoc” que llevan una muy ornada hacha, luego todos forman una ronda alrededor del árbol. 

        Si la fiesta tiene un conjunto musical, entonces tomados de la mano, todos bailarán cantando los que los músicos están interpretando, pero si no, sólo bailarán al compás de los carnavales abanquinos que  les llegará desde unos altavoces. Para que no falten las ganas, y más aún, para que no pare la fiesta, una chomba de chicha y varias cajas de cerveza estarán al pie del árbol, para los sedientos que deseen refrescarse o para los tímidos que necesiten despabilarse.

De rato en rato y desprendiéndose de la ronda, una pareja sale a bailar con mucho donaire delante de la yunsa. Realizando unos curiosos pasitos o una chacota que en ese momento se inventan, dan algunos hachazos al árbol, luego de ello alcanzando el hacha invitan a otra pareja. Y así toda la tarde continuará la fiesta sin tregua ni descanso, hasta que en el momento jamás convenido, pero que todos presienten, surge la pareja qué ─porque así lo desean o l han prometido─ acaban derribando el árbol, y entonces en carga montón los invitados, el público y toda la palomillada asistente se lanzan al árbol caído para ganarse el regalo, la ropa o el juguete que está al alcance de sus manos, y si es más de uno: ¡Mejor!


Finalmente se arranca una pequeña rama de lo que fue la yunsa y se le alcanza a los que propiciaron su caída. Con ese símbolo la pareja queda formalmente comprometida para organizar el año entrante una más grande y mejor fiesta, para que así se perpetué la costumbre. Luego en la casa de los cumplidos ex “carguyoc” o el local que señalen estos, la fiesta continúa con abundante comida y bebida, donde los nuevos “carguyoc” el centro de las más finas atenciones.
 
No importa si la fiesta es rica o es pobre, si es multitudinaria o privada. Lo que hace la fiesta es la alegría. Las ganas de divertirse y tirar las preocupaciones y las angustias por la borda, y dejar salir eso que nos viene desde dentro como una bendición de los dioses del carnaval. Como aquel canto que le debemos a la maravilla de estar vivos, y gracias a ese milagro, gozar de estos alborozados momentos.

            En estos tiempos las yunsas abanquinas se planifican, organizan y realizan a nivel de barrios, familias, gremios (mercados, obreros, sindicatos) instituciones públicas y privadas. Así tenemos que las más famosas y hasta decanas son las yunsas del barrio La Victoria, de El Olivo, de Condebamba, de Villa Gloria, de Pueblo Libre, del Pueblo Jivén Centenario, del Mercado Central, del Mercado de Huanupata, del Mercado de la Victoria, del Mercado de Las Américas, del Hospital de Abancay, del Gobierno Regional de Apurímac, de la familia Palomino, y la lista es interminable, pues suelen pararse y tumbarse casi 200 yunsas.

Esta costumbre se ha traslado a Lima, Cusco, Arequipa, Tacna y otros ciudades donde viven y se reúnen las familias abanquinas.












[1] VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Alma y rostro de Abancay. Imprenta IRAL E.I.R.L. Abancay. 1997 Pág. 122.
[2] VILADEGUT FERRUFINO, Guillermo. Ob. Cit. Págs. 125 y 126.
[3] hurk'a. s. Antrop. Pedido de colaboración para realizar un cargo, fundamentalmente religioso, consistente en comestibles, bebidas, ciriones, banda de músicos, fuegos artificiales, etc. Dicho compromiso lo hacen con meses de anticipación, mediante un presente que el carguyoq entrega a sus amistades solicitando, precisamente, la colaboración. Es una costumbre tradicional que viene desde la época del coloniaje, con cargo de retribución en casos análogos. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario