DEL
ANECDOTARIO ABANQUINO
(Narraciones de la Zona de Emergencia)
Subió pues, y tan arriba como anhelaba. Hizo todo lo
posible y lo imposible y lo logró. A unos se los tomó con un vaso de cerveza, a
otros se los comió con un plato de chicharrones y a los demás simplemente los
compró por unas cuántas monedas. Muy rápidamente aprendió a servir para ganar.
Sirvió de todos los modos que exige la servidumbre, de quien quiere llegar a la
cima sobre los hombros de los que lo desprecian. Ganó el gesto de éste, la
lengua de aquel y con un poco de los modos de todos, acabó siendo don Antonio.
Qué lejos quedó aquel Antonino. Hombre de paz, buen
campesino. Más atrás quedó el fogón cuyero, el eucalipto que daba sombra a la
casa peñascal y el manso rebaño comunal. Muy rápido pasó el orden de las cosas
que cambian frente a nuestros ojos. Muy rápido llegó hasta esas alturas desde
donde se cae. Muy rápido.
–Yo soy hijo de las mismas entrañas de esta bendita
tierra y por tanto hecho para el trabajo. No tengo estudios, porque soy de
humilde cuna, pero eso no quiere decir que sea un ignorante. –Le decía a los
periodistas que se habían reunido con motivo del almuerzo-trabajo convocado en
el Club de la Sociedad, que tenía todas las trazas de un banquete, porque
además de la opípara comida, abundaban los licores y la cerveza.
–Yo soy honrado y leal. –Trataba de convencerlos a
pesar que todos conocían que había viajado a la ciudad capital de las
ambiciones burocráticas en comisión partidaria, pero lejos de hacer lo que se
le había encargado, regresó trayendo como única información de su gestión, su
designación como Presidente del Comité de Obras Públicas de Atunrumi (COPATUN).
Y como nadie le preguntó algo más, siguió hablando.
–Señores mi designación como primera autoridad administrativa del departamento
consta en la Resolución Suprema firmada por el Ministro del Ramo y rubricada
nada menos que por el propio Presidente de la República y cuya copia pueden pedírsela
al Secretario General del COPATUN aquí presente.
Y luego, con aires de gran importancia, se puso a
contar las peripecias y anécdotas que abundan cuando se hacen trámites en Lima:
"Si no tienes plata, no sale nada porque los limeños tienen metido en la
cabeza que los provincianos que andamos detrás de algún trámite, somos unos
ricachones dispuestos a gastar nuestros dineros con ellos. Lo bueno es que
cuando te rajas sin ser tacaño, te cumplen, pero para asegurar su lealtad en
ulteriores gestiones, de cuando en cuando hay que hacerles una encomienda con
los productos propios de la región. Imagínense que no ha faltado alguien que me
ha pedido que le envíe un pequeño girito para atender la salud de su madre.
¡Lima es bravo!". Aprovechando que los periodistas solo callan cuando
comen y beben, y como la comida y la bebida era abundante, aquella audiencia
era enteramente suya.
Que humilde resultaba un trono real cuando se le veía
sentado en aquel sillón pulman giratorio y reclinado con pata de gallo cromada.
Debió de serle cómodo de verdad, pero no tanto como el honor, orgullo y
gobierno que otorga la Presidencia del COPATUN, que tiene rango de Viceministro
de Estado.
–¿Quién
es Antonio Suárez Pillaca? –Le preguntó un oficioso periodista que al parecer
ya no tenía estómago, buche, ni molleja para tanta comida, imitando a los
reporteros analistas de la televisión.
–Un
servidor –contestó el presidente. –Un hombre hecho al fragor de las fuerzas
telúricas que sacuden y vivifican estos andes y que confía que todos los
atunruminos han de cumplir con su deber patriótico de apoyar al régimen que
encabeza nuestro joven y visionario líder.
–¿Qué
obras piensa ejecutar durante su gestión? –Preguntó otro, mientras clavaba sus
gigantescos caninos en el exquisito pedacito de carne que se escondía en la
hendidura de un hueso.
–Hay
mucho que hacer. He dado instrucciones a mis técnicos, para que desvíen la carretera
hacia el Cusco a la altura del kilómetro 48, de modo que esta en vez de pasar
por Riobamba pasará por Antaccocha. Si bien a de prolongarse en unos kilómetros
más, permitirá que los mejores pilotos desarrollen velocidades de hasta 100
kilómetros por hora. ¿Se imagina Ud. a qué velocidad pasarán los bólidos de los
"Caminos del Inca"? –Respondió con tono de primicia y aires de
inteligencia.
No fue el mejor piloto de esa carretera, porque apenas
tomó la curva en ese desvió y desvarío, desde Lima le obligaron a desistirse de
ese y otros chiflados propósitos más, que ya habían costado dos años de
pre-estudios y pre-proyectos, advirtiéndole además que su Despacho no estaba
facultado para modificar el trazo original del Ministerio de Transportes. De
otro lado se le aclaraba que esas ocurrencias y otras megalomanías, solo
estaban reservadas al mismísimo Presidente de la República. Sin embargo el presidente del COPATUN siguió insistiendo en
ese pueril juego de proponer, como si estuviera en campaña electoral, una
andanada de megaproyectos y varias obras fantásticas con el vivo deseo de pasar
a la historia como el más grande visionario de Atunrumi, sin darse cuenta que
esas necedades le estaban restando credibilidad
en los ministerios del nivel central y en los decisorios centros
burocráticos limeños, desde donde se ejerce el poder real en el Perú, y donde
ya se escuchaba decir de él: “¡Qué espeso es ese serrano!”.
–¿Qué
medidas ha de tomar para implementar la moralización que impulsa el Gobierno
Central? –Preguntó otro con la boca llena de comida, pero con la sorprendente
capacidad para hablar y engullir al mismo tiempo.
–La
confianza que me ha extendido el excelentísimo señor Presidente Constitucional
de la República y a la que no he de defraudar aún a costa de ganarme enemigos,
ha sido precisamente para moralizar. Dentro de muy poco tendrán ustedes grandes
noticias sobre este delicado asunto. –Contestó con cara de verdugo al
comunicador que apuraba un vaso de cerveza cepillado y al seco y volteado.
Y sin que la mano le temblara, así lo hizo. Moralizó
al Jefe de aquí y al Director de allá, al encargado de esto y al responsable de
aquello, colocando en sus cargos a todos los compañeros y por supuesto a sus
ayayeros, que según dio cuenta, eran gente pobre pero honrada. Si bien con
algunas limitaciones para el cargo, pero sí ansiosa de aprender y aprovechar
las oportunidades democráticas del régimen. Ahora ya no hay duda que
aprendieron más de la cuenta, y aunque juren
y perjuren ante jueces y tribunales, afirmando que todos los manejos
presupuestarios se hicieron por orden del Presidente Antonio Suarez Pillaca, a
través del mecanismo de hacerles firmar papeles en blanco, tendrán que seguir
durmiendo en la cárcel y seguir gastando en las coimas y otras ventajas que
desde el Poder Judicial se exige a los "reos en cárcel", los pocos
dinerillos que en sus efímeros cargos habían "sudado".
–¿Qué
va hacer usted, para disminuir la burocracia? –Preguntó otro como desafiándolo
a equivocarse.
–En
este punto apelaré a la meritocracia y al justo merecimiento. Con esta medida
voy a disminuir a gran parte del personal excedente; después reubicaré a la
otra en las diferentes provincias y distritos carentes de servicios públicos.
Y desburocratizó, haciendo nombrar y reasignar a todos
sus hermanos, cuñados y demás allegados en plazas de carrera y de confianza,
para los cuales no reunían ni los más mínimos requisitos, sin mediar concurso
ni que ocho cuartos. Aquellos que quedaban fuera de su reino acabarían en el
infierno de los envidiosos o en la cárcel por delincuentes subversivos:
"Ningún terruco asesino me asusta", decía cuando quería desacreditar
a las víctimas de sus atropellos. “Y menos aún las putas engreídas”, cuando se
trataba de mujeres.
–Señor
Presidente, qué se va hacer desde su Despacho para combatir la subversión?
–Preguntó alguno de los periodistas y cuando se dio cuenta que había metido la
pata con esta delicada pregunta, se zambulló en su plato sin esperar respuesta.
–En
primer lugar señor periodista, le deseo muy buen provecho, sin que eso quiera
decir que no le voy a contestar a su pregunta. Ud. conoce que desde mi Despacho
no se puede combatir la violencia terrorista, porque eso es el supremo deber de
las fuerzas armadas. Lo que si vamos a implementar es una política agresiva
para desarticular a esos traidores y malnacidos que aprovechando las garantías
ciudadanas y políticas que la Constitución y otras leyes amparan a todos los
peruanos, andan metidos en esos nidos de terrucos que se llaman Organizaciones
No Gubernamentales y desde allí se están infiltrando dentro del campesinado, la
universidad y los institutos de educación superior organizando talleres,
cursos, fórums, seminarios, charlas, eventos de capacitación, etc., para
inculcarles a través de un lenguaje sibilino una ideología que se ha inventado
en el extranjero y desde donde reciben millones y millones de dólares para
realizar sus traidoras acciones. A esos hay que aniquilarlos sin ninguna
contemplación si no queremos que desaparezca la peruanidad con todos los
peruanos. –Contestó con la satisfacción de haber hecho conocer a toda la
reunión que así como conocía los problemas de la realidad nacional también
conocía el acontecer de la actualidad internacional.
–¿Señor
Presidente, cómo ha de implementarse el programa de austeridad en el gasto
público? –Preguntó otro con cara de tacaño, al tiempo que se limpiaba la boca
con un sucio y mocoso pañuelo.
–¿Se
refiere a que no hay que gastar más de la cuenta? –Indagó algo confundido y
prosiguió después de haber recibido el asentimiento del comensal que volvía
ávidamente a su plato. –Se hará exactamente lo que disponen las normas legales
vigentes sobre la materia, haciendo el gasto donde las necesidades de ésta Zona
de Emergencia deprimida por el hambre y la miseria, así lo ordenen.
Y ordenó mucho más de la cuenta. Viajó a todas las
capitales de los departamentos de donde recibía un oficio múltiple invitándolo
a éste u otro evento, aunque se tratara del entierro de la suegra del colega
anfitrión. Rebautizó a todos los mártires del santoral en las personas de sus
ahijados, los nuevos hijos de sus más compadres que nunca, porque también hizo
casar a los casaderos, convirtiendo el agua en vino, que como el agua, nada le
costaba.
Al término de ésta "prueba de fuego", el
almuerzo de trabajo acabó cerca de las diez de la noche, no porque haya llegado
a su fin la extenuante jornada, sino que había llegado el maldito toque de
queda que acababa con todo. Al salir el Presidente se acercó al periodista con cara
de tacaño y le expresó su preocupación por la poca seguridad con que había
contestado a su pregunta. Este lo calmó asegurándole que así también se
contestaba y que no todo debía ser perfecto, sino se podía notar que la
conferencia de prensa había sido previamente ensayada. “Pero lo que más me
sorprendió fue lo que usted acertadamente dijo: “pero para asegurar su lealtad
en ulteriores gestiones”. Esos términos no los usa cualquiera señor Presidente”
–¿Hasta
mañana don Antonio! -Se despidió al escape. –Mañana escuchará por la radio cómo
yo arreglo cualquier imperfección con la introducción que escribiré más tarde.
¡Gracias por todo!
¡Qué no había pasado! ¡Pasó de todo! Entró con el
furor exhibicionista de los mayordomos y cargontes de las fiestas patronales de
los pueblos comuneros. Ordenó 50,000 cosas a la vez, entre las que se destaca
hasta ahora, una que por ser materia de un interminable proceso judicial, no se
olvida.
Ordenó que la Oficina de Administración le proveyera
semanalmente una considerable cantidad de dinero para sus gastos de
representación y por supuesto un empleado a dedicación exclusiva, para que
rindiera cuenta de esos gastos abusivos. Ese hombre de su confianza compró
todos los talonarios de facturas que tenían las tres librerías del lugar y
acabó convirtiéndose en un falsificador profesional, porque hasta logró
imitarle su firma para hacerse pagar algunas pequeñas cuentas para sus
bolsillos.
Otra de sus bellacas majaderías fue aquella orden que
cursó a la Mesa de Partes para que se rechacen todas las solicitudes que no
consignaran en la parte superior de la petición y con letras mayúsculas: EXCELENTISIMO SEÑOR ANTONIO SUAREZ PILLACA.
PRESIDENTE DEL COMITE DE OBRAS PUBLICAS DE ATUNRUMI. "¡Carajo, sino
para qué mierda tiene mi cargo rango de Viceministro de Estado!", y ni
huevón: "¡Que me hagan 10,000 tarjetas, papel y sobres con las mismas
letras!".
Casi todas sus decisiones violaban la legalidad
administrativa y no pocas constituían la
flagrante comisión de varios delitos contra la administración publica y el
patrimonio. Muchos documentos fueron a parar al pie de su escritorio, porque
según él, los necesitaba para "estudiarlos". Con esta manía hizo
grandes favores y graves perjuicios. Al cabo de algún tiempo comenzó a lamentarse
a través del "valiente y objetivo" periodismo local, que dentro del
COPATUN se habían concertado fuerzas extrañas y malignas manipuladas por la
subversión con el único propósito de boicotear su deseo permanente de
transformar la miseria de este olvidado departamento.
–Que
no puedo hacer eso, porque dicen que es ilegal, ¿entonces para que soy el
Presidente? ¡Señorita secretaria, inmediatamente prepáreme un memorándum de
cese para el administrador, el inspector y el tesorero y en sus lugares que se
designen a los señores Zarate, Calderón y Pacheco, éstos no serán conocedores
de esos pequeños puestos, pero tienen gran vocación de servicio y muchas ganas
de hacer algo por esta bendita tierra. –Así fue combatiendo a brazo partido a
esas fuerzas extrañas hasta que su chofer acabó siendo inspector; un secretario
de juzgado, su asesor legal; administrador el conserje y un vecino suyo,
tesorero.
–¡Dígale
a esa sarta de delincuentes terroristas que no los voy a atender! ¡Que tengo
una comunicación urgente con el mismísimo señor Presidente Constitucional de la
República, a quien deberé instruir sobre la realidad de ésta parte del Perú! Si
voy a ocuparme en atender a todos los extremistas que vengan, ¿a qué hora voy a
trabajar? ¡El tiempo es oro! –Así evitaba las reuniones que le pedían los
representantes de las organizaciones populares, asociaciones, comunidades, etc.
A veces disponía que pasaran a su Despacho las
personas que él indicaba que vendrían. Conversaba animadamente y ordenaba a su
adjunto que anotara el día, hora y lugar del banquete. En esas reuniones
ofrecía el oro y el moro, jurando su promesa por la santa cruz de su madre, la
gloria del partido y el honor del Presidente Constitucional de la República.
Dicen que en una de esas comilonas llegó a ofrecer a una comunidad quechua
hablante, ubicada a más de 4,000 metros de altura que no conocía la
electricidad, la sana distracción de la televisión, y para que no existan
envidias a la comunidad vecina 150 cabezas de ganado cebuino. Luego de su
discurso tomaba y comía como un condenado y bailando alegremente gritaba a voz
en cuello: "¡Arriba los corazones!", "¡Ama waccaspalla!".
¡Ay!, pero en el Comité Departamental del Partido,
donde empiezan todos los males, los propios y los ajenos, se fueron cocinando
las habas hasta el extremo de comisionar a Lima al compañero consecuente y
combativo para presentar una denuncia ante el Secretario General Nacional con
la firma del Prefecto, del Jefe del Comando Político Militar, del Presidente de
la Corte Superior de Justicia, del Fiscal Superior y de todos los ciudadanos
que tienen sellos e interés en servir al partido político que gobierna,
expresándole los agravios que a diario infligía a los más leales partidarios;
quienes habían sido ignorados por el Presidente del COPATUN, para nombrar en su
lugar a elementos ajenos al partido y vinculados a las más aristocráticas
familias del departamento, es decir, a lo más putrefacto de la reacción
criolla.
No sólo eso, sino que el denunciado había ordenado que
solamente provean bienes y servicios al COPATUN las familias Ochoa, Romero,
Campos y Pando en perjuicio de los compañeros Torres, Pérez y Cabas. Todo esto
sin prestar la debida atención al anhelado proyecto de construcción de la
fábrica de aguardiente envasado que beneficiaría a los agricultores del valle y
olvidándose de la inmensa falta que hace la construcción del Centro Turístico
de Tawaccocha, que es mejor sitio que
Antibamba, donde el presidente tiene pensado iniciar esta obra por estar en los
terrenos de su suegro; y así, toda una retahíla de quejas por el estilo.
Como a los dos meses de haber recibido el encargo de
viajar a la capital de la República se apareció el comisionado exhibiendo una
descomunal sonrisa de mazorca que hacía juego con su airado pecho, donde latía
un corazón satisfecho, casi loco.
–Señor
periodista –comunicó el comisionado. –Adjunto a mi persona he traído de la
ciudad capital de la República mi designación como Presidente del Comité de
Obras Públicas de Atunrumi, hecho que se ha producido después de mi fructífera
entrevista con el compañero Presidente del Perú.
Luego presentó a las más de 40 personas que lo
acompañaban, señalando que ese era su equipo de trabajo, integrado por los más
selectos y leales militantes del partido del pueblo.
No hubo ceremonia con despilfarro de dinero público,
ni los botarates almuerzos de trabajo. No era necesario porque el periodista
con cara de tacaño era parte del equipo y eso era más que suficiente, además
muchas voces hacen ruido. La mañana del día siguiente a su proclamación pública,
el nuevo equipo se presentó en las oficinas del
COPATUN; allí recibieron el tímido y agachado saludo de todos los
trabajadores que contrastó grandemente con la infraterna actitud del presidente
cesado, quien se negó a recibirlos y menos aún a entregarles el cargo, porque
el supuesto nombramiento que le hicieron llegar en fotocopia, no había sido
publicado en el Diario Oficial "El Peruano" y por lo tanto no tenía
ningún valor legal el papelucho que le mostraban. “¡Me importa un carajo que
vengan a amenazarme con denunciarme por usurpación de autoridad!”.
Después de diez días se aparecieron con una fotocopia
de un recorte del periódico oficial. A éste nuevo emplazamiento, contestó que
no podía entregar el cargo hasta tanto el malnacido que funge de Presidente del
Perú, le diera alguna explicación, toda vez que él jamás había renunciado a la
Presidencia del COPATUN, como para que el pichón se diera la libertad de
señalar en esa resolución que se "aceptaba su renuncia"; que está
bien que sea el Jefe del Estado, pero eso no le daba ningún derecho a expresar
negativamente la voluntad de otros, y menos aún la de él, que había contribuido
con sus dineros y desvelos a su elección. Finalmente dijo que era de la
generación de los fundadores, de los mártires y los perseguidos del partido,
aun cuando todos conocían que su militancia, como la de todos los que se
benefician con los logros de la política,
no tenía ni tres años de antigüedad.
Sólo cuando se percató que el Coronel de la Policía
había ordenado retirarle la custodia que resguardaba su casa se asustó
grandemente y se marchó recogiendo su cama, su radio-casete-televisor portátil,
sus sellos de post firma y las miles de tarjetas y papeles impresos con su
nombre, para que no lo usaran aprovechando su buen nombre y la valía de su
persona, un atado con toda su ropa envuelta en la bandera del COPATUN, su
bacinica y otros trastos más, y salió con la cara de quien pierde todo por la
culpa de un huayco. En la puerta insultó a su reemplazante. Le dijo de todo. Le
gritó: "¡traidor!" y el traidor le contestó: "¡Acaso tú nomás
tenías derecho!"
►☼◄
–Señor
Suarez, qué sensación le produce el haber sido relevado del cargo de Presidente
del COPATUN? –se escuchó que le preguntaba por la radio el periodista de su
equipo.
–Una
sensación de alivio– contestó con fingida indiferencia. –Mire Ud. señor
periodista, los altos cargos públicos son sacrificios que se le piden a las
personas desinteresadas y con vocación de servicio a la sociedad. Por mi parte
y a petición de mi señora esposa y mis hijos quienes se han sentido abandonados
por mi dedicación exclusiva a los deberes de esa presidencia, no he tenido otra
alternativa que presentar mi renuncia irrevocable a esa obligación, tal como
consta en la resolución de nombramiento de mí no menos brillante sucesor, mejor
amigo e insuperable compañero, gracias al cual se han escrito las mejores
páginas de la historia del partido en Atunrumi. –Le hizo estos halagos y otros
mayores comedimientos más, hasta el día en que cesó su reemplazante, para que
no fuera a denunciarlo por todos los delitos que había cometido durante su
gestión, aunque luego lo siguió llamando “el traidor”.
–¿Eso
quiere decir que ha renunciado a sus aspiraciones políticas?
–¡De
ninguna manera! Cómo me voy a sustraerme al clamor de las masas que están
reclamando por calles y plazas para que inscriba mi candidatura para ser
diputado de Atunrumi en las elecciones generales que se avecinan.
–Pasando
a otro tema. ¿Por qué se le acusa de haber administrado el Comité como si se
tratara de su hacienda? –Preguntó el periodista con tono inquisidor.
–Señor
periodista, tal como me ve estoy con la conciencia limpia y la frente alta. Si
alguien dice que he manejado el Comité como mi hacienda, tengo la obligación de
hacerle saber que los hacendados han sido los mejores administradores de la
riqueza de éste país, sino señáleme otros.
Mientras decía esta y otras mentiras más, "el
compañero traidor" se limitaba a cambiar a todos los funcionarios, pero de
ningún modo a los proveedores porque esos mañosos ya sabían cuál era su
"precio", sino qué gracia tenía eso de andar metido en la política,
tanto más cuando ni el Presidente de la República, ni el Jefe del Comando
Político Militar, ni el propio partido del pueblo podían borrarlo de la lista
negra de los subversivos, ni mucho menos del malvado quehacer de los jueces,
fiscales y abogados que más adelante se encargarán de exprimirle hasta el
último céntimo con los miles de escritos, proveídos, autos y resoluciones con que se aniquila el alma y la fortuna de
los ex presidentes del COPATUN, que por las huevas tiene rango de Viceministro
de Estado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario