DEL ANECDOTARIO ABANQUINO
EL CUIDANTE
(Narraciones de la Zona de Emergencia)
Que estoy embarazada y reclamando
padre para mi hijo, no es lo último que me ha sucedido. Creo que ya me han
pasado todas las desgracias como pasan las cuentas de los rosarios en las manos
de las viejitas del Centro de Conciliación Espiritual "María Madre y
Reina". No sé por qué después de rezar un rosario, como si fuera un
milagro, una ya no se siente mal. Te llega un alivio y hasta sientes alegría,
será porque el rosario es una penitencia cumplida. Todo en la vida es una
penitencia que te atormenta ahora, para volver mañana. Todas las noches al
momento de acostarnos pensamos: "No debo ser así, mañana voy a ser
diferente" y al día siguiente a pesar de haber hecho todos los esfuerzos
para ser mejor, seguimos siendo igual nomás, porque no hemos tenido la suerte
de que el mundo, las personas y las cosas puedan cambiar para nosotros.
Cuando nazca mi hijito, si es
varoncito le pondré el nombre del señor Teófilo Noguera. Buena gente el
viejito. Me ayudó bastante para conseguir mi nombramiento. Con qué ganas me
animaba: "Te traes seis fotografías tamaño carnet y todos tus documentos
en un folder. Yo redactaré la solicitud
de un modo que no podrán negar tu petición. Además es tu derecho". Y
después: "Yo me encargaré que tu expediente esté siempre al alcance de la
mano del Jurado". Más tarde, cómo me alentó para que hiciera las largas
colas y las interminables esperas, sin perder la paciencia ni la esperanza.
"Bien limpiecita y decentemente vestidita, para
causar una buena impresión, porque una educadora debe traspirar buenos modales
y mucha cultura". ¡Qué ingenua era!, pero que importa, también es bonito
ser inocente, sino cómo hubiera tenido el valor para prestarme vestidos,
zapatos y hasta pintura de labios. Sino cómo hubiera aprendido a ser una señorita,
conversar en las reuniones, entrar en los restaurantes y comer con cubiertos.
La verdad es que no hubiera sido nada, mejor dicho,
hubiera sido muy poco, quizá una empleada doméstica por el resto de mi vida.
Triste será ser la mujer de un bruto que te engríe un poquito y después te
golpea toda la vida hasta matarte. Felizmente con esta mi desgracia ya sé lo
que valen los hombres y por eso jamás voy a necesitar estar casada. Mi sueldito
es mi padre y mi madre, aunque sólo alcance para ser pobre nomás, pero me sirve
para pagar mi comida, el alquiler de mi cuarto y comprarme algunas ropitas. Yo
vivo de mi trabajo. Yo soy honrada.
No sé. Ahora cuando pienso una cosa, acabo pensando
otra. Bueno, si mi hijito es varoncito le pondré el nombre del abuelito Teófilo,
que es muy buena gente y me ha dicho que su nombre significa: "El que es
amado por Dios", yo también quiero que mi hijito sea amado por Dios,
porque al final de todo, él será su único padre. También me invitaba al
restaurante y hasta tenía mi foto en la que me hizo dedicar: "Para
Teófilo, sinceramente: Silvia. 12─03─87". No me importa que todo el mundo
diga que es un viejo mañoso, agiotista y chismoso a pesar de ser un empleado
del Región de Educación. Si es mujercita se llamará Clotilde como mi abuelita
que me ayudó a crecer y que siempre me machacaba que sin secundaria completa no
sería nada en la vida.
Lo que es mi madre no cuenta para nada. Malo será
bautizar a las criaturas con los nombres de las gentes que se van a ir al
infierno. ¡Borracha! Dicen que por viciosa la botaban sus maridos. ¡Qué maridos
ni que ocho cuartos!, si solo han sido varios imbéciles que convivieron con
ella hasta arrepentirse. Mejor será no pensar mal porque eso es pecado, pero
pensándolo bien todo somos pecadores y yo también soy una pecadora por tener
estos malos pensamientos.
Qué bueno es estar lejos de la ciudad. Cuando crezca
mi barriga le diré a la gente de la comunidad: "Me he casado, mi esposo es
ingeniero y trabaja en Arequipa". También pediré permiso para cobrar mi sueldo
y visitar a mi esposo. Ojala que esa Asociación Pro-Vivienda encuentre la
chacra que está buscando para la lotización. Cuando pidan la cuota para pagar
los lotes, de donde sea voy a sacar la plata, aun cuando sea vendiendo mi alma
al diablo. Ni siquiera es para tanto, total como me quedaré en la comunidad
casi todo el año, no voy a gastar mucho porque vestiré solo mi buzo. Cada fin
de semana voy a comprar todas las gallinas, los huevos, los chanchos y los
cuyes que me puedan ofrecer los lugareños para venderlos en el paradero de la
ciudad, dicen que en eso se gana bien. Y como además solo voy a comer lo que
producen los comuneros, voy a juntar buena platita para lograr ese lotecito.
Cuando mi hijo sea grande, mi casa
esté acabada y tenga buena mesa y una cama tendida con sábanas limpias y
frazadas "tigre" de Maranganí, seguramente ese perro vendrá a
contarme sus tristezas: "Tengo seis hijos, mi mujer es una bruta, estoy
enfermo, casi me muero. Perdóname, estaba ciego por el orgullo y por eso ahora
estoy pagando caro". Otra vez me pongo a pensar en sonseras como si fueran
ciertas. No es bueno que me gane mi imaginación, porque hasta puedo volverme loca.
Al final la vida es como te viene saliendo todos los días y punto.
Además y pensándolo bien, porqué se va a salir con su
gusto ese perro, cuando nazca mi hijito lo inscribo en la Municipalidad con su
apellido, le inicio un juicio de alimentos y después juicio y más juicio hasta
que aprenda a mantenerlo. ¡Qué tal lisura!, me voy a hacer valer. A última hora
mejor no, el desgraciado puede comprarse a los jueces y tinterillos para
defenderse y hacerme sentir peor y hasta sin plata porque la justicia no es
gratis. Si me ha dicho: "¡Anda nomás, quéjate a quien quieras!, veremos si
los jueces saben hacerle caso a una mujer que se encierra con cuatro", y
encima: "Acaso yo no más he sido tu cuidante".
Que feo es estar sola y esperar sola. Mejor ya no
pensaré en nada. Mejor voy a hacer todo lo que tengo que hacer y esta noche me
voy a comer al "kaly" para ver en la tele a la Miss Perú de Señoras
que ha ganado a todo el mundo en los Estados Unidos; dicen que es muy bonita y
que tiene dos hijitos.
►☼◄
─¿Usted señor
Director Regional, puede creer que mi
esposo en su calidad de educador y padre de familia se va prestar a semejante
adefesio? ¡Cómo puede decir eso esa cholita refinada! ─Y se puso a leer la
fotocopia de un documento: "Que debido a las constantes incursiones de
elementos armados en la comunidad, que nos hicieron temer por nuestras vidas,
nos hemos visto obligadas a aceptar la protección de nuestros colegas varones,
quienes para mayor seguridad decidieron pernoctar con nosotras en el mismo
ambiente". ─¡Conchuda! encima sin la menor vergüenza dice: "que
debido a esas circunstancias, me encuentro embarazada del quejado, quien lejos
de reconocer su responsabilidad, está solicitando su traslado a otro centro
educativo. ─Vomitó por fin la mujer y de memoria, la queja que tenía aprendida y agregó. ─Si en ese pueblo se
pasean a sus anchas los terrucos, ¿cómo usted puede estar seguro que esa mujer
no es una delincuente terrorista y que sus propios compiches no la hayan
embarazado?
─Por favor
señora, no se sulfure. ─Suplicó el funcionario y con tono más calmado agregó. ─Debo
recordarle que el Ministerio de Educación se limita a tomar los servicios de
los docentes, supervisar su desenvolvimiento profesional y pagar sus salarios,
luego de esto, estamos absolutamente prohibidos de inmiscuirnos en la vida
privada de los profesores, menos aun si esta no afecta la moral pública, en
consecuencia, mal podríamos tratar de resolver la queja de la señorita
profesora, ni tampoco su petición por tratarse de asuntos estrictamente
personales, y si usted cree que la profesora es una delincuente terrorista,
pues bien vaya a la Base Militar y denuncie esa sospecha y verá cómo todos los
profesores de ese centro escolar, incluyendo su esposo, se van veinte años a la
cárcel por convivir con elementos subversivos sin que les pase nada y lo que es
peor sin denunciarlos. ─culminó pensando: "¿Cama redonda contra la
subversión? ¡Qué buena pendejada de ese cholito huevas tristes!”
─¿O sea que no
la van a despedir del magisterio y encima se va a quedar de maestra esa perra quitamaridos? ¡Qué buena raza! Esto no
se va a quedar así, pues voy a quejarme ante el mismísimo señor Ministro de
Educación para hacerle conocer su complicidad en este acto inmoral, ya verá. ─Amenazó
la mujer al funcionario regional. ─Ahora pues, como seguirá teniendo sueldo
podrá contratar abogados para fregar a mi esposo con todos los juicios de
alimentos que muy bien saben hacer esas pendejas. ¡Ojala y la mate una bala
perdida como ella! ─Culminó la quejosa y se marchó tirando las puertas y la
vergüenza.
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