EL CARNAVAL ABANQUINO EN EL “DOCUMENTAL
DEL PERU”
Pedro Felipe Cortázar Chueca |
Por la década
de los años 70’, en Lima, se publicó una colección de 25 libros populares sobre
la geografía, folklore, historia, economía, personajes, cultura, plagados de
interesantes fotografías de todos los departamentos del Perú, que su Director,
el escritor y periodista Pedro Felipe Cortázar Chueca tituló “DOCUMENTAL DEL PERÚ”, donde se esforzó
por comprender, divulgar y hermanar a nuestro país pluriétnico y pluricultural. Del Volumen 3 de este importante DOCUMENTAL DEL PERÚ – DEPARTAMENTO DE APURIMAC,[1] publicado
en el mes de febrero del año 1976, extraemos estas líneas para conocer un poco
del carnaval abanquino y apurimeño de los aquellos años, leamos:
“UN PUEBLO QUE DANZA
En el incomprensible
“papel arrugado” de su tierra, el hombre apurimeño nativo, enclaustrado por
cumbres y abismos, dominado por los verdes campos de sus valles profundos y los
azules intensos de sus cielos, danza.
Danza, con loca alegría,
en centenares de policromas fiestas. En lugar de vivir agazapado en su honda
miseria de siglos, se desfoga psíquicamente en la expresión más humana: la
danza.
Entre polvos y
cascabeles, entre monteras de luces y máscaras pintarrajeadas, las muchedumbres
se trenzan en interminables danzas, incansables, de horas, de días, de noches….
hasta caer exhaustas.
Sus cantos, sus danzas,
en medio de su alegría, no son más que lamentos de las tristezas de la vida
cotidiana.
Su elemental lenguaje
poético o sus anacrónicas contorsiones de figuras del siglo XVI o XVII, nos
hablan con sus tristes melodías, o con sus aires monótonos y melancólicos o con
su estallido de alegría de charangas, del hambre, de la soledad, y de la
inaudita miseria.
El cura de la colonia se
"hizo de la vista gorda" o fomentó y asimiló ese estado de ánimo para
incorporado a las fiestas religiosas católicas y así los indios celebraban la
cosecha o la siembra de la Pachamama milenaria, con el mismo calendario del
Corpus o de la Natividad o de la Virgen de Cocharcas. y así han continuado
haciéndolo desde aquella lejana época sin que casi nada varíe con el paso de
los siglos, porque Apurímac -ya lo hemos dicho- es como un cofre hecho por
costumbres y abismos, en el que se ha detenido el tiempo.
El "Carnaval
Abanquino” es la fiesta folklórica nacional más conocida entre la gran masa
popular de nuestro país. Y es quizá el resumen de todas las danzas y cánticos
de la región.
El Carnaval dura de
cuatro a ocho días. En Abancay, los miércoles de Ceniza las comparsas se
dirigen a Tamburco, donde realizan la despedida con nuevos bailes y algarabía.
Desde allí se despiden
hasta el nuevo año regresando a sus respectivos pueblos, con los caminos
regados de borrachos, ahítos y embadurnados….unidos dentro de su gran unidad
inhóspita andina, en su solitaria "isla terrestre".
Según la descripción de
Mildred Merino de Zela, "La música del famoso carnaval Abanquino, triunfal
y contagiosa, es común a todos los grupos y clases sociales. Con ella bailan la
señora mestiza y los campesinos indígenas, entre guitarras, quenas, tinyas y
cascabeles".
"Durante el
Carnaval se baila la música propia de la fiesta, en grupos que recorren
interminablemente las calles con el vestido "de centro" usual,
jugando con mozos, como el "Segollo" -desafío con látigos- el
"Paki" -lucha con el puño cerrado golpeado contra el antebrazo etc.
diversas manifestaciones de la euforia unas con regocijo y alegría y otras con
fiero empaque (Abancay)".
DESCRIPCIÓN DEL FOLKLORE APURIMEÑO DE LA
DRA. ETHEL MILDRED MERINO DE ZELA.
En
esta parte del trabajo he querido añadir la descripción del folklore abanquino,
apurimeño y nacional que hizo la doctora Ethel Mildred Merino de Zela,[2]
para que entendamos los orígenes de nuestras actuales manifestaciones de música
y danza popular, y así podamos hacernos una
mejor idea de dónde vienen nuestros carnavales, leamos:
"La música del
famoso carnaval abanquino, triunfal y contagiosa, es común a todos los grupos y
clases sociales. Con ella bailan la señora mestiza y los campesinos indígenas,
entre guitarras, quenas, tinyas y cascabeles."
Durante el carnaval se
baila la música propia de la fiesta, en grupos que recorren interminablemente
las calles con el vestido de centro usual, jugando al secollo -desafío con látigos-, al pakí -lucha con el puño cerrado golpeando contra el antebrazo-
etc."
En la espectacular
"danza de los negritos" de Navidad se lucen lujosos vestuarios, con
malabares de zapateos, acompañados por el canto de las mujeres (huaylías o
huaylillas).
Pero en todos los bailes
el ethos andino ha conservado y acumulado transformándolas y asimilándolas,
amalgamándolas con sudor y vida, las creaciones más remotas de la cultura
antigua india, con las procedentes del mundo occidental, desde el siglo XVI
hasta nuestros días.
Es el proceso de
indianización de lo europeo, es la corrida de toros convertida en yawar fiesta
(fiesta de sangre). Es el minué, la gallarda, la pavana, la alemana, la
zarabanda, la gavota, el rigodón, el pasapié, el pasacalle, etc., todas estas
formas de la danza que practicaban en los salones rococó los emperifollados
reyes, príncipes y aristócratas europeos, convertidas ahora en pantomimas
satíricas, en parodias con monteras, medias de seda, chaquet y máscaras,
jolgorio y chicha.
Y así han nacido y se
conservan en Apurímac, en todos sus pueblos, cientos de danzas de raíz europea,
cubiertas por una capa india de plumas y flores y flautas de caña, que les dan
un colorido y una originalidad admirables.
Entre ellas caben
destacarse la de los negritos, danza acrobática en la que, no obstante su
nombre, no hay ningún negrito y si más bien personajes satíricos como la Vieja
y el Viejo; la de las huaylias, usual en las fiestas de Navidad y Año Nuevo,
con cuadrillas de mujeres vestidas de blanco que portan altos bastones
adornados con cintas y sonajas, y que desfilan bajo arcos de pañuelos y flores
de papel; la de las tijeras, conocida también como "gala",
tradicional también en Huancavelica y Ayacucho.
Generalmente la danza es
efectuada por una pareja de varones o dansaq, que bailan en contrapunto,
realizando pruebas de destreza, no exentas de peligro.
La figura del dansaq fue
inmortalizada en varias novelas del escritor apurimeño José María Arguedas y
protagoniza su cuento "La agonía de Rasu Nití".
[1] CORTÁZAR CHUECA, Pedro
Felipe. Documental del Perú - Departamento de Apurímac. Volumen 3. Lima. Febrero
de 1976.
[2] Ethel Mildred Merino de Zela.- Nació en
Lima, el 07 de octubre de 1922, Realizó sus estudios básicos en el Colegio
Sophianum. Sus estudios superiores fueron la Escuela de Educación de la
Universidad Católica, dirigida entonces por las Madres Canonesas de la Cruz,
que le confirió el título profesional de “Normalista Urbana”.
Cursó
estudios de Etnología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su tesis
de bachiller fue: “El Cerro San Cosme:
formación de una barriada” donde estudió la primera invasión urbana del
siglo XX en Lima. En 1965, en la misma UNMSM, se doctoró en Etnología, con la
tesis: "El tipo. Cuentos de fórmula.
Folklore del Perú".
En 1964
fue nombrada como Directora de la Escuela Nacional de Música y Danzas
Folklóricas.
Incursionó
también en el periodismo. En las páginas de El Comercio, difundió la enorme
diversidad de nuestro folklore en artículos publicados en los años 60 y 70.
Su vida
intel ectual la desarrolló al lado de ilustres figuras como Luis A. Valcárcel,
Jorge Muelle, el francés Jean Vellard, César Ángeles Caballero, José María Arguedas,
entre otros.
El 1° de
marzo de 1974 participó en la fundación del CENTRO DE DOCUMENTACIÓN Y APOYO AL FOLKLORE - CENDAF junto a
Alejandro Vivanco Guerra, Josafat Roel Pineda, Rosa Alarco Larrabure, Enrique
Cuentas Ormachea, Agripina Castro de Aguilar, Julia Peralta Reyes, entre otros
notables folkloristas, empeñados en investigar, recopilar, preservar y difundir
la riqueza cultural inmaterial del Perú.
Sus obras fueron: “El folklore como técnica
Educativa” que se lo pueden bajar de file:///C:/Users/XXX/Downloads/folklorologia2.pdf,
“Vida y obra de José María Arguedas”, en otras importantes publicaciones.
Falleció
el Lima el 05 de diciembre de 2005.