lunes, 10 de abril de 2017

SAYWITE: UN HITO EN EL ANDE (XVII) ebook


Bueno, como les tengo ofrecido les presento en décima séptima entrada mi ebook: SAYWITE: UN HITO EN EL ANDE, solo espero que le ofrezcan vuestro interés, sin olvidar de poner un  “ME GUSTA”, pero sobretodo “COMPARTIR” y “COMENTAR”

8.- VIAJEROS E INVESTIGADORES:

            Muchos son los viajeros, aventureros, gobernantes e investigadores, que seguramente visitaron Saywite, pero estos son los que nos dejaron una imagen y sus impresiones sobre este fantástico lugar.


Rebeca Carrión Cachot



Nació en Lima, el 18 de Diciembre de 1907 y murió en Guatemala el 06 de Abril de 1960. Cursó estudios superiores en la Universidad Nacional de San Marcos, donde se doctoró en Historia y Letras en 1931, a mérito de su tesis «La indumentaria en la antigua Paracas». Fue la  primera arqueóloga, historiadora y docente peruana. Discípula de Julio Cesar Tello, coopero valiosamente con este científico en la investigación científica de diversas culturas precolombinas como la Chavín y la Paracas. F

Fue una de las primeras mujeres en ejercer la cátedra universitaria en el Perú. Docente en San Marcos a cargo de las cátedras de Arte Peruano Precolombino (1931 y 1946-1955), Arqueología del Norte y Centro Andino (1946-1948) y Arqueología Preincaica (1949-1955) y en la Universidad Católica donde impartió el curso de la Historia del Arte Peruano.

Sucedió a Tello en la dirección del Museo Nacional de Antropología y Arqueología (1947-1955) y el Museo Arqueológico de la Universidad de San Marcos (1947-1955).

            La publicación que hacemos corresponde a un capítulo de su libro “El Culto al gua en el antiguo Perú”[i]



[i] CARRION CACHOT, Rebeca. El Culto al agua en el antiguo Perú. INC, Lima. 2005. Págs. 30-34.



“Las fuentes simbólicas de Saywite, Abancay

Aun no es posible pronunciarse de una manera definitiva sobre la verdadera importancia y funciones específicas de estas obras de la antigüedad del Perú y de Colombia, debido a que se han hecho, a veces simples exploraciones de reconocimiento, pero o trabajos exhaustivos de excavaciones que pongan a la vista todos los elementos culturales correlacionados con ellas.

Un centro arqueológico que es una promesa para las futuras investigaciones es el de Saywite, en Abancay, conocido principalmente por el notable bloque lítico, cubierto de figuras talladas, denominado "monolito de Saywite".

Esta obra ha concitado justamente la atención de americanistas y viajeros desde años atrás, pudiendo citarse a Squier, Ubbelohde-Doering y Tello. Este último, en su expedición arqueológica al Urubamba de 1942, hizo un estudio detallado del monumento y levantó un plano preliminar de las figuras contenidas en el, investigación que se halla inédita dentro del archivo científico del sabio peruano que conserva la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, por cuya razón no ha sido posible a la autora utilizar esta fuente y dar a conocer las conclusiones a que arribó. Igualmente Luis A. Pardo, director del Museo Arqueológico del Cusco, tiene una interesante monografía sobre el particular.

Dada la importancia que para el tema tenía este monumento, el Museo Nacional de Antropología y Arqueología equipó una expedición de reconocimiento al área de Saywite. Entre el 5 y el 22 de enero del presente año, los señores Pedro Rojas Ponce y Cirilo Huapaya Manco, destacados asistentes técnicos de esta institución, especializados en dibujo arqueológico y cartografía, efectuaron una exploración general del valle y del lugar, levantando el plano detallado del monolito, -que es el más completo y fidedigno de que se dispone hasta el presente-, así como el registro fotográfico de él y de otros monumentos vecinos.

A través de estos materiales reunidos recientemente se llega a las siguientes conclusiones:

1.    El monolito de Saywite está sobre un templo situado al oeste del valle de este nombre, a 45 km. de la ciudad de Abancay, en la carretera Abancay-Cusco.

2.    Es una zona de puquiales o manantiales, en la cual existen numerosos restos arqueológicos semi-sepultados.

3.    De la parte alta del templo, donde se halla el monolito, baja en dirección a Rumihuasi un canal con varias cisternas de piedra labrada, enfiladas al costado de una gran escalinata derruida. Otro grupo de cisternas, similares a estas se encuentran en el llano, hacia el lado del cerro Concacha.

4.    El templo en cuestión forma parte de un conjunto de templos que rodean la cabecera del valle, y son:

-        Rumihuasi, aproximadamente a 500 m. al noreste, con restos de paredes de piedras labradas y con monolitos, uno de los cuales similar en "contenido religioso" al de Saywite, que se describirá adelante.
-        Chincana, templo de forma rectangular, localizado al este, con restos de grandes muros de piedra.
-        Intihuatana, al este con un monolito tallado.
-        Pillijchu, situado en la cumbre de un cerro al sureste, con restos de plataformas superpuestas.
-        Concacha, al sur, igualmente con amplias plataformas.

5.    El llamado monolito de Saywite es "una fuente simbólica o ecológica", representada en un bloque lítico en el cual existen más de 208 figuras talladas en relieve o en bulto, adaptándose a las sinuosidades naturales del padrón, y que en forma breve se describe a continuación (láminas III a VI).

En la lámina III se presentan vistas completas y parciales de la "fuente". En a, b, c se muestran las tres secciones de que se compone; lado noreste, lado norte y lado oeste, respectivamente.

En donde se ve un bloque lítico natural, sin trabajo artificial de ninguna clase que sin embargo afecta una silueta semejante al bloque tallado y que posiblemente debió tener igual apariencia cuando el artífice indio acometió la empresa de transformarlo en la soberbia composición que ostenta. Se halla en las alturas de Romacasa, a 4 Km. de aquel. En las vistas restantes se pueden apreciar detalles de los canalitos, estanques, etc., que contiene.

Las láminas IV V Y VI reproducen las tres secciones aludidas, en las que se destacan claramente los elementos integrantes.

Se trata de una original creación de la mente indígena, que ha dejado esculpida y perennizada en la piedra algunas de sus más notables concepciones religiosas, acerca de los problemas del agua y fertilización de las tierras, y de los seres auspiciadores de tales fuerzas productoras. Se trata de un registro gráfico de tales pensamientos, de una materialización de ciertos fenómenos de orden físico que directamente le interesaban. En las sinuosidades del bloque está representado el medio geográfico; montañas, depresiones, quebradas, flancos verticales, lagunas en las partes encumbradas, ríos y cursos de agua que corren hacia las partes bajas, canales y acequias distribuidas en diversas direcciones; reservorios, estanques, cascadas, y otros elementos de esta índole. Como custodios de estos lugares sagrados se ven felinos, pumas y monos en actitudes de alerta; o de descender violentamente apoyándose en las patas delanteras. Pero lo más importante de este conjunto lo constituyen los dioses antropomorfos, generalmente dispuestos en "parejas" de hombre y mujer, ella con un cantarito de agua en la mano; y colocados en los nacimientos de los arroyos o ríos o en sitios vecinos a los reservorios. Hay varias de estas parejas, que encarnan a las que figuran al sol y luna en las leyendas que se estudian en el capítulo III. Además se ven grupos más amplios en pequeñas plataformas o terrazas en las que figuran "parejas" de simios, felinos y lagartos en actitudes eróticas, como simbolizando la fusión de las fuerzas masculina y femenina para el mayor rendimiento de la producción agrícola. Asimismo, se han representado junto a los dioses antropomorfos plantas vigorosas de maíz, indicando el significado inmediato de la composición, así como llamas o auquénidos no bien determinados en los altares de sacrificio. Particularmente interesante son las pequeñas fuentes o manantiales con la simbólica rana en su interior, a semejanza de las cisternas de la fuente de Lavapatas de San Agustín, en las que es un batracio mítico, de larga cola dividida en dos, el dueño de ellas; las pacchas, o canales en zigzag que descargan sus aguas en otros colectores más amplios; los edificios o templos alrededor de los cuales se hallan todos estos seres. En fin, hay otras diversas figuras, símbolos de otras tantas ideas, como camarones cruzando los ríos, cangrejos, etc., que pueden indicar que se ha hecho una minúscula reproducción de ciertos aspectos de la costa.

Es interesante observar que algunos de los felinos están situados simétricamente, Como apuntando los cuatro puntos cardinales, y estos son de mayor tamaño que los restantes, y que se hallan casi al borde de la fuente monumental, contiguos a grandes aberturas de salida de las aguas.

Para el propósito del presente trabajo, solo se describe en rasgos generales este monumento, reservándose para la monografía que está en estos momentos en prensa, su interpretación y estudio detallado. 

Puede afirmarse que se trata en conjunto de una gigantesca fuente o paccha, con complejas composiciones en su morfología, en la que el agua de las lluvias empozada eventualmente en las fuentecillas, cisternas y pocitos, salía al exterior a través de varias decenas de perforaciones, de diferentes tamaños que existen en el borde o circunferencia del bloque. Era la piedra sagrada del templo de Saywite, en la que el cielo" derramaba" sus aguas, que eran recogidas por este "colector mágico terrestre". Este símbolo de las lluvias, del agua que había de irrigar y fertilizar las tierras, se hallaba sobre el propio templo, posiblemente en la gran plataforma superior y contiguo a los altares de sacrificio. En ella se hacía "el derramamiento divino" del agua, así como en los ídolos o altares se repetía este mismo fenómeno con la chicha sagrada. Esta fuente externamente afecta la figura de un gigantesco sapo o rana cuya cabeza escultórica y maciza se halla a un lado. Otra "fuente ecológica" semejante a la de Saywite, es la de Rumihuasi, que afecta la figura de un batracio.

Las leyendas recopiladas en este trabajo, permiten comprender mejor el significado de las alegorías y signos ideográficos de este extraordinario monumento de la antigüedad. Y ello mueve a la necesidad de emprender exploraciones metódicas en el valle de Saywite que fue centro religioso de gran importancia, sitio privilegiado de manantiales, al contorno de los cuales se erigieron numerosos templos y se crearon tan ingeniosas obras del arte indio.









Piedra originaria de Rumiccasa situado a 4 kilómetros de Saywite y que Rebeca Carrión cita: "En donde se ve un bloque lítico natural, sin trabajo artificial de ninguna clase que sin embargo afecta una silueta semejante al bloque tallado y que posiblemente debió tener igual apariencia cuando el artífice indio acometió la empresa de transformarlo en la soberbia composición que ostenta."







[1] CARRION CACHOT, Rebeca. El Culto al agua en el antiguo Perú. INC, Lima. 200
5. Págs. 30-34.

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