Nació
en la ciudad del Cusco el día 19 Abril 1908 y murió en la hacienda Tambobamba
del distrito de Huanipaca el día 25 de febrero de 1953 a la edad de 45 años.
Sus
padres fueron don Alberto Duque nacido en el Cusco en el año 1888, quien contrajo
matrimonio el día 20 de mayo 1907 con
doña Cesárea Mattasoglio, nacida en la ciudad de Abancay en el año de 1886. Este
matrimonio tuvo dos hijos más, a saber:
- Pedro María Duque Matasoglio, que
nació en el Cusco el día 18 de mayo de 1909, y murió en la misma ciudad, el día
marzo 1987 a la edad de 77 años. Contrajo matrimonio con doña Dora Margarita García del
Carpio; y
- La señorita Leonor Elvira Duque
Mattasoglio, que nació en la ciudad de Cusco en el año 1912 y murió en esa
misma ciudad en el año 1936, a la temprana edad de 24 años.
El matrimonio Duque Mattasoglio
fueron los penúltimos propietario de la otrora poderosa hacienda cañaveral Tambobamba ubicada en el distrito de
Huanipaca de la provincia de Abancay, que en la época de los incas fueron extensos
cocales, y en tiempos de la colonia hacia el siglo XVII, fue propiedad de Juan Salas y
Valdez, vecino principal del Cusco, y hacia el siglo XVIII estuvo vinculada a
las propiedades del marqueses de Valleumbroso del Cusco.
Casa- Hacienda de Tambobamba |
En
la primera mitad del siglo XX, ya en poder de los Duque-Mattasoglio, buenas parte de sus tierras estaba dedicada a la
crianza de ganado de las razas Santa Gertrudis y Brown Swiss, ovinos de la raza
Merino y renombrados caballos peruanos de paso, que llegaron a venderse en los EE.UU.
Más
adelante, dentro del proceso de Reforma Agraria fue afectada y
expropiada en una extensión superficial de 5,559 hectáreas y adjudicada a la
Cooperativa Agraria de Producción "Tambobamba" Limitada Nº 030-B-VII.
Posteriormente se rescindió totalmente el Contrato de Compra-venta otorgado a favor
de la acotada empresa asociativa agraria, revirtiendo la totalidad del predio
a dominio del Estado Peruano, para su posterior adjudicación en Unidades Agrícolas
Familiares o Unidades Agrícolas Ganaderas a sus poseedores.
No
se conoce con certeza las circunstancias del deceso de María Delfina, solo se
sabe que fue en la hacienda Tambobamba del distrito de Huanipaca de la
provincia de Abancay.
Según los vecinos de la casa-hacienda de Tambobamba esta sería la habitación donde habría sido recluida |
Sobre
la vida y muerte de este personaje existe un mito, que en diferentes versiones orales, corre
entre los pobladores de Abancay y Huanipaca, y está referido a los supuestos sufrimientos
que esta señorita padeció por parte de sus familiares, cuyo origen estaría en
el hecho de haberse enamorado de un apuesto joven cusqueño, que no convenía a
los intereses de su familia, y como ella había decidido casarse en secreto fue
confinada a vivir encerrada en una habitación de la casa-hacienda Tambobamba,
donde dicen que soportó las privaciones de una alimentación adecuada e incluso a
vivir semidesnuda, para que no pudiera escaparse. Pero que gracias a su natural
vocación de mujer piadosa y su enorme devoción por nuestro Señor Jesucristo, pudo
sobrellevar sus muchas pesadumbres. A la larga esos maltratos mermaron su salud
y murió de una pulmonía.
Esta es una imagen cuya autoría se adjudica a María Delfina |
Algunos
pobladores de Huanipaca relatan -como si fuera cierto- que su m abusivo secuestro. ayor pesar fue soportar el
asesinato de su joven enamorado a manos de sus parientes familiares, cuando
este se apareció por las inmediaciones de la hacienda para rescatarla de
aquel
También cuentan que producida su muerte, fue sepultada en la capilla de hacienda Tambobamba, pero cuando
numerosos lugareños comenzaron a venerarla como a una mártir cristiana por todos los padecimientos que en vida tuvo que soportar, sus familiares
optaron por trasladar sus restos mortales al Cementerio General de la ciudad de Abancay.
Capilla de la ex hacienda Tambobamba |
Pero sus familiares no pudieron lograr que los vecinos de Huanipaca la olvidaran, más bien los pobladores de Abancay y sus alrededores se sumaron a sus
fieles devotos, dizque por los milagros que concede a las personas que con
mucha fe y ante su tumba le suplican.
A pesar de los muchos testimonios sobre estos prodigios aún no ha alcanzado el grado de beata”[i] (Bienaventurada), porque aún no se ha pronunciado la Iglesia Católica en ese sentido para que su culto público sea un hecho aceptado por ese credo.
A pesar de los muchos testimonios sobre estos prodigios aún no ha alcanzado el grado de beata”[i] (Bienaventurada), porque aún no se ha pronunciado la Iglesia Católica en ese sentido para que su culto público sea un hecho aceptado por ese credo.
En razón de no disponerse de una imagen, sus devotos la llaman “La
almita Delfina”, y a la actualidad tiene un lugar especial y muy visitado
en ese camposanto, donde sus fieles nunca le hacen faltar oraciones, flores y
velas en su tumba.
[i] Beato es actualmente el título que se concede a un siervo de Dios por
decisión del Papa, concluido el proceso de beatificación, que declara
solemnemente que ha vivido de modo heroico las virtudes y se ha producido al
menos un milagro, o que su muerte se ha producido por odio a la fe y se considera
martirio.