Luis
Petriconi, profesor de filosofía, originario
del sur de Italia, entonces reino de Nápoles, nació en 1820 y murió en la
ciudad de Abancay el día 28 de octubre de 1893 a la edad de 73 años.
No sabemos cuál fue el motivo de su llegada al Perú, aunque es probable
que fuera un refugiado político de tendencia republicana. Sobre el quehacer
intelectual de Luis Petriconi, Bonfilio[1]
nos refiere lo siguiente: “(…)
Inicialmente residió en la capital donde, junto a Juan Copello, publico una
serie de artículos y ensayos de corte
económico, que en 1876 fueron editados en forma de libro, con el título “Estudios
para la independencia económica del Perú (1896)”.[2]
Según Basadre se trata de uno de los libros más interesantes sobre la historia
económica peruana de la segunda mitad del siglo XIX”. Que
se resume así:[3]
“JUAN COPELLO[4]
Y LUIS PETRICONI
Propuestas en el Perú pos Colonia
No
es gratuito que los apellidos de estos personajes sean italianos, al igual que
seguramente fueron sus nombres cambiados al español. Copello fue un médico
genovés, que aunque sin participación directa en la política, fue allegado a
Pardo. De Petriconi no se conocen antecedentes. Ellos escribieron un trabajo
sobre desarrollo denominado: “Estudio sobre la Independencia Económica”, que
publicado en 1876, y republicado casi un siglo después, constituye un clásico
en la historia económica del Perú. La obra de Copello y Petriconi representa
una propuesta de desarrollo para el país, que se enmarca de una parte, en la
necesidad de buscar alternativas frente al declive de los ingresos por la
exportación del guano; y por otra, a la ahora reconocida habilidad del
liberalismo para reacomodarse y seguir en vigencia.
Del
Estudio sobre Independencia Económica, puede entenderse lo siguiente.
·
Califican
el negocio del guano como una riqueza eventual y ficticia, que ha originado
angustias para el presente y peligros para el porvenir. Conceptúan la crisis
del Perú de entonces como de una crisis comercial, y proponen el fomento de la
industria nacional, como la única salida de salvación.
·
El
florecimiento comercial del guano era calificado de ficticio, por diferentes
razones. Haber creado la necesidad de consumir productos importados. Haber
beneficiado sólo a un pequeño grupo de la población. Ficticio también porque la
capacidad de exportación de entonces, no podía continuar sosteniendo esta
situación. En consecuencia, proponían el
aumento radical de la producción nacional, y la disminución – también
radical – de las importaciones.
·
La
propuesta industrial de los autores se sustentaba en: la organización del
trabajo, la evaluación crítica de las industrias posibles, y un sistema
proteccionista organizado o bien entendido.
·
En
la organización del trabajo, la propuesta incluye: la capacitación, premios
tecnológicos, pequeños subsidios por parte del Estado, y la importación de
expertos extranjeros. Un Ministerio de Fomento, coordinaría estas actividades.
·
Respecto
a la selección de las industrias posibles, el texto de Copello y Petriconi
distingue las siguientes.
El
primer grupo correspondía a los productos suntuarios y bienes de capital,
dirigidos a un segmento muy pequeño de la población, para los cuales el país no
tenía posibilidades de competir. No se plantea protección alguna.
El
segundo grupo correspondía a la labor industrial pequeña, que asimilaba a la de
los artesanos (ropa, muebles, alcohol, velas, tabaco). Serían protegidos de las
importaciones, lo cual permitiría tranquilidad y expansión de sus actividades.
El
tercer grupo estaría constituido por las industrias nuevas, como base para el
desarrollo de Perú. Tales como telas, lanas, algodón, cerámica, tintes, coca,
yeso, sulfatos. Este grupo alentaría las posibilidades de crecimiento económico
de las zonas rurales, las cuales tendrían un sistema de protección y promoción.
La interconexión ferroviaria sería parte de la propuesta.
·
Los
aranceles juegan un papel importante frente al contrabando, la inflación, los
préstamos. La política económica propuesta, se resume de la siguiente manera:
leyes restrictivas en relación con el comercio e industria extranjera, leyes
liberales para el comercio e industria nacional.
En
otra investigación este libro se resume así:
“(….) se centra el valor que se da a
las importaciones europeas sobre las exportaciones peruanas, teniendo como base
la ingente cantidad de recursos naturales que no son aprovechados, y cuya
producción daría amplios beneficios al Estado, y por ende a la industria
nacional. La cual desarrollaría una variedad de productos de exportación
superiores en calidad, a los extranjeros. Pone énfasis, en la necesidad de un
Estado activo, que proteja legalmente y arancelariamente nuestros productos; de
esta forma, mejorarán los productos exportados, la competencia no será tan
desigual, los beneficios económicos tocarán todos los sectores sociales, y de
esta manera, se logrará no sólo una independencia económica, sino también
política. Todos estos planteamientos, bajo nuestra realidad y sus errores
políticos y económicos.”[5]
Este libro fue reeditado en el año 1971 por la Biblioteca Peruana de Estudios Económicos que dirigió Pablo Macera, gracias al donativo hecho por el profesor Emilio Choy, y fue doctamente prologado por le historiador Jorge Basadre, quien resaltó este hecho: "De los autores
mencionados, ambos fueron extranjeros. "No somos peruanos, dijeron ellos
mismos, pero el Perú es nuestra patria adoptiva y la patria de nuestras
familias; por consiguiente, nos hemos identificado con sus intereses los más últimos
y que deciden de su prosperidad y existencia". Una vez más, se cumplió
aquí el caso de los italianos que llegaron a arraigarse en nuestro país y lo
consideraron suyo."
En
la década de 1880 residió en Ayacucho, donde fue profesor de filosofía en el Colegio
Nacional de esa ciudad. Allí se asoció con los hermanos Martinelli, inmigrantes
italianos que llegaron al Perú a inicios de la década de 1850, luego de haber
participado en la sublevación romana de 1848.
En
esa empresa estos italianos adquirieron diversas haciendas en los
departamentos del sur andino. Luis Petriconi compró la hacienda Patibamba de la
ciudad de Abancay, de su anterior propietario el canónigo Dr. don José Manuel
Bocángel y doña Manuela Bocángel. A su muerte lo heredaron sus hijos: Dolores,
Ana María, Luisa y Víctor Luis Petriconi.
A
su paso por Abancay en el año 1897, el médico y viajero alemán Ernest
Middendorf[6],
en su obra “Perú”[7] nos
ofrece esta genial descripción de Abancay, de sus hacendados y del Prefecto de ese tiempo.
Leamos:
“El Señor Luis
Petriconi, propietario de Patibamba, era persona culta y su vida había sido muy
agitada. Italiano de nacimiento, romano, tuvo que abandonar su patria por su
participación en movimientos políticos. Vino al Perú, fue rector de una escuela
superior de Ayacucho, se casó allí con una mujer de buena familia, y se dedicó
al comercio. Trabajaba con éxito, invirtió más tarde la fortuna adquirida en
tierras y con los excedentes de su Hacienda en Abancay, compró otras, gracias a
uno de sus yernos, a quien conocí el primer día del viaje, me encontré bien
alojado en este pobre pueblo.
Abancay es una
ciudad de apenas 1,500 habitantes, pobre y de aspecto insignificante, pero no
obstante, capital de un Departamento, creado en 1873 a base de territorios de los
departamentos del Cuzco y de Ayacucho con el nombre de Departamento de
Apurímac, según el río principal que baña la región. En la tarde me presentó el
Prefecto para preguntar por la salud de Petriconi. Cuando le fui presentado, me
saludó con torrente de cortesías y palabras rebuscadas, me invitó honrarlo con
mi visita, que efectué al día siguiente. Encontré al amo de Abancay en su casa,
rodeado de cierta pompa militar, pues su antesala, que era a la vez su
despacho, servía además de local para el cuerpo de la guardia, donde se
encontraban reunidos más o menos una docena de soldados, probablemente la mayor
parte de la dotación de que disponía. Aquel Prefecto me prestó un servicio que
me fue muy útil en el curso de mi viaje. Se ofreció espontáneamente a extenderme
una circular prefectural, dirigida a todos los subprefectos y autoridades
locales, solicitando que me prestaran toda clase de ayuda y atendieran en lo
posible mis necesidades, ya que viajaba en interés de la República y por
encargo del Gobierno. Cuando le dije que en realidad este no era mi caso, me
interrumpió: Ud. viaja por el bien de la ciencia, y uno de los sagrados deberes
del Estado, es fomentar y proteger todos los esfuerzos científicos. Hablaba en:
voz alta para que le oyeran sus subalternos, y con actitud algo teatral, y todo
parecía en cierto modo una comedia, pero lo que dijo era en el fondo muy
simpático y su cortesía podría servir de ejemplo a muchos funcionarios de
naciones más adelantadas. Por generosos que fueran el Prefecto con sus calurosos
ofrecimientos, no pudo proporcionarme lo que en ese momento más me urgía, o sea
los animales necesarios para continuar mi viaje. Tampoco Petriconi sabía cómo
solucionar el problema, pues era el tiempo de la cosecha de maíz, y la gente se
encontraba fuera con todos sus animales, ocupada en los campos. Gracias a una
feliz circunstancia puede salir de estos apuros.
En la mañana del
día siguiente visitó al dueño de Patibamba uno de sus vecinos de apellido
Letona. Este Señor, entonces el propietario más rico del valle de Abancay,
ejerció la profesión de médico, y había tratado a su amigo y vecino Petriconi
durante su enfermedad, logrando curarlo. Como colega me propuso pasar algunos
días en su casa y esperaba poder conseguirme en este tiempo las bestias que
necesitaba. Acepté gustosamente esta invitación y todavía el mismo día hice mis
preparativos. En la tarde me despedí del anciano italiano tan jovial, de mis
amables compañeros de viaje, y me trasladé a la Hacienda Illanga, (Illanlla)[8]
la residencia del Doctor Letona. Illanga está situada más o menos a 3
kilómetros de Abancay y a mucho menos altura, pues el valle, no, obstante su
amplitud tiene mucho declive. Este valle es de naturaleza peculiar, pues aunque
es un valle lateral muy corto, es mucho más ancho que el principal del
Pachachaca, en el que desemboca a 2 leguas de Abancay. Su dilatada superficie
es de fuerte declive, muy apropiada para el riego y en casi su totalidad se
cultiva caña de azúcar. Las plantaciones de caña habrían sido introducidas por
los jesuitas, por lo menos, las tierras del valle de Abancay fueron propiedad
de la Orden al tiempo de su supresión. Después de su extrañamiento los bienes
de la compañía pasaron al poder de la Corona, y más tarde al Estado peruano,
que los vendió, en condición muy ruinosa, a un Señor Bartolomé Araos, ciudadano
argentino y un hombre emprendedor, de trabajo.”
La
primera innovación que Luis Petriconi introdujo en Patibamba fue la crianza del
gusano de seda con miras a desarrollar una industria serícola en ese valle,
aprovechando las buenas condiciones del clima abanquino.
Gracias a esta innovación de Petriconi, en su discurso ante el Congreso
de la Nación, el 28 de julio de 1907, el Presidente Constitucional del Perú,
don José Pardo y Barreda, señalaba:
“Con
el mismo propósito de crear nuevas fuentes de riqueza, se presta el debido
apoyo a las Escuelas de Sericicultura de Lima y Abancay, industria que puede
ser de fácil arraigo en el país por las condiciones de nuestro clima,
excepcionalmente favorables al desarrollo del gusano de seda, y por sus
valiosos rendimientos, con escaso trabajo”.
Por esta razón hacía 1907 existía en Abancay una escuela de sericultura
y que por corto tiempo funcionó en la ex Escuela Primaria de Varones Nº 661.
Algunas noticias no documentadas nos señalan que hacia 1925 la industria de la
seda abanquina fue totalmente abandonada debido a un devastador ataque de
"mal de sueño", conocido actualmente como muscardina, que atacaba al gusano de seda (Bombyx mori), o a la
larva se lo cubría de un polvo blanco y moría. Más adelante se conoció que la muscardina era provocada por un cierto
tipo de hongo que actualmente se denomina Beauveria bassiana, que recibió su
nombre en homenaje a su descubridor
Agostino Bassi que fue un naturalista, entomólogo y botánico italiano.
José María Arguedas[9]
en su famosa novela “Los ríos profundos”, nos hace una pintoresca descripción
de estos cultivos de moreras dentro de la ciudad de Abancay, leamos:
“Después
de la última lección de la mañana, cuando salieron del colegio los externos, yo
me quede solo en mi clase. Sentía la necesidad de pensar en el encargo del
Markask’a.
¿Cómo empezaría la carta? Yo no
recordaba a esa pequeña reina de Abancay. La avenida Condebamba era ancha, sin
aceras. La llamaban avenida por los árboles de mora que crecían a sus orillas.
Decían que era el camino de entrada a una gran quinta. Cuando llegue a Abancay,
unía el pueblo con el campo de futbol. No recordaba haber visto a una niña de
cerquillo junto a ninguna puerta de las pocas casas que había tras las moras,
ni asomada a las ventanas, Los arboles crecían junto a los muros de piedra. Las
hojas grandes, nervudas, daban una sobra tupida sobre el camino. En los pueblos
andinos no hay moreras. En Abancay las trajo un sericultor que fracasó porque
los hacendados consiguieron hacer dictar un impuesto contra él. Pero las moreras se multiplicaron
en las huertas de la ciudad; crecieron con una lozanía sin igual; se
convirtieron en grandes y coposas árboles, mansos y nobles. Los pájaros y los
niños disfrutaban de sus frutos. Los muros de piedra conservaban las manchas
rosadas del fruto. Durante el tiempo de la cosecha, los pájaros fruteros se
reunían en las huertas del pueblo para hartarse de moras; el excremento de
todos ellos era rojo y caía sobre las cal de las paredes, sobre la calamina de
los techos, a veces sobre el sobre el sombrero de paja de los transeúntes”.
Otra
de sus innovaciones en Patibamba fue la modernización de la producción de la caña
de azúcar y el alcohol de caña, introduciendo electricidad en la hacienda y después
en la ciudad de Abancay.
Ya
enfermo de gravedad, Luis Petriconi donó un terreno para el Cementerio General
de Abancay en el barrio Condebamba que fue parte integrante de la ex hacienda
Patibamba, porque sobre el antiguo cementerio de Abancay que estaba situado
donde ahora se encuentra construida su catedral debía evacuarse para ese fin.
Inicialmente este predio fue mucho más grande, pero poco a poco fue invadida
por inescrupulosos vecinos, donde después de su fallecimiento fue sepultado en
octubre de 1893. Bien podría llamarse Cementerio General de Abancay "Luis Petriconi", pero lo normal es que seamos desagradecidos.
ESTUDIO
SOBRE LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA DEL PERÚ (1876) DE LUIS PETRICONI Y JUAN
COPELLO, CITADO EN:
-URETA VAQUERO,
Iván. La transición de Mercados a sociedades emergentes. Editado por eumed.net.
http://www.eumed.net/libros-gratis/2006c/204/index.htm
-DE TRAZEINIEZ,
Fernando. La idea de derecho en el Perú Republicano. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Lima. 1992.
-BONILLA, Heraclio.
Guano y la burguesía en el Perú. 2da. Edición. Instituto de Estudios Peruanos. IEP
Ediciones. Lima. 1984.
-BASADRE GROHMANN,
Jorge. Historia de la República del Perú (1822-1933) Producciones Cantabria. El
Comercio. Lima.
-HORNA, Hernán. LOS FERROCARRILES LATINOAMERICANOS
DEL SIGLO DIECINUEVE Y LOS CASOS DEL PERU Y COLOMBIA. Ibero Americana, Nordic Journal of Latin American Studies Vol. XXIV: 2
1994, pp. 19-4.
-MARIATEGUI, José Carlos. SIETE ENSAYOS DE INTERPRETACION DE LA REALIDAD
PERUANA. Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007. Colección Clásica, No 69. Primera
edición Biblioteca Ayacucho: 1979 Segunda edición con correcciones: 1995. Primera
reimpresión de la segunda edición: 2006. Tercera edición con correcciones y
adiciones de nuevos textos: 2007
-COSAMALON, Jesús; ARMAS, Fernando; DEUTUA, José;
MONSALVE, Martín, SALINAS, Alejandro. Compendio
de Historia Económica del Perú IV: Economía de la primera centuria independiente.
Lima, Contreras Carranza, Carlos, ed. IEP; BCRP, 2011. (Serie Historia
Económica, 14)
[1] BONFLIGIO, Giovanni. Italianos
en Apurímac, los casos de Martinelli, Petriconi y Pesce. Lima. Ensayo Inédito.
6 págs.
[2]COPELLO, Juan y PETRICONI Luis. ESTUDIO
SOBRE LA INDEPENDENCIA ECONOMICA DEL PERU (1876) Que republicaron en
"El Nacional” Desde el 9 hasta el 29 de mareo de 1876. Prólogo por Jorge
Basadre. BIBLIOTECA PERUANA DE HISTORIA ECONOMICA. Dirigida por Pablo Macera.
IMPRENTA DE “EL NACIONAL, MELCHORMALO, 159. Por Pedro Lira. LIMA. 1876.
[3] http://www.desarrollo.peru-v.com/ poscolonial/ copello_petriconi.html
[4] Juan
Bautista Copello, nacido en Nacido el 21 de noviembre 1810 - Chiavari - Genova -
Italia y fallecido en 1882 en Lima a la
edad de 72 años. Casado con María Santos Rosas Barragán, tuvieron dos hijos Eduardo
Copello Rosas y Emilio Andrés Copello Rosas. Fue médico de profesión.
[5] TELLO, Idel Vexler, La obra de Juan Copello y Luis Petriconi,
"Estudios sobre la independencia económica del Perú" (1876) Mayo del
2004. http://idelilustra.blogspot.com/2004/12/investigacin-la-obra-de-juan-copello-y.html
[6] Ernst W. Middendorf (n. Keilhau, Turingia, 31 de diciembre de 1830 -
m. Colombo, Ceilán, 6 de febrero de 1908) fue un médico, antropólogo y viajero
alemán, que radicó varios años en Perú. Entre 1885 y 1888 se dedicó a viajar
por Perú y Bolivia haciendo estudios y recopilando datos sobre su geografía,
historia y cultura, que luego plasmó en obras extensas que escribió en
Alemania. Es considerado como uno de los precursores de la arqueología
científica del Perú; entre otros trabajos hizo una temprana descripción del
sitio arqueológico de Chavín de Huántar, un estudio y traducción del drama
Ollantay, así como estudios lingüísticos del moche y el quechua. En memoria
suya el museo de sitio ubicado en el interior del zoológico «Parque de las
Leyendas» del distrito de San Miguel, Lima, Perú, lleva su nombre.
[7]MIDDENDORF, Ernst Wilhelm "Perú. Beobachtungen und Studien ueber
das Land und seine Bewoher waehrend eines 25 jaehrigen Aufentals" (PERÚ:
Observaciones y estudios del país y sus habitantes durante una permanencia de
25 años)
[9]ARGUEDAS, José María. Los ríos profundos. Empresa editorial El Comercio
S.A. Lima. 2001. Págs. 80 y 81.
Interesante
ResponderBorrarGracias por el comentario
ResponderBorraramigo ciro , seria bueno q publiques reseñas historicas iguales a esta , pero de todas las haciendas de apurimac , te lo agradeceria , tus publicaciones son buenas
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