Fray Salvador Herrera Pinto, nació en
la ciudad de Abancay, capital del departamento de Apurímac el día 03 de febrero de 1890 y m
urió en Lima el día 26 de enero de 1977. Su padre Rufino
Herrera fue diputado por la provincia de Aymaraes durante
la presidencia de Andrés Avelino Cáceres[1]
y Nicolás de Piérola,[2] y su madre fue doña Josefa Pinto.
En el año 1902, su resuelta vocación
religiosa lo llevó a ingresar al convento de la Recoleta
del Cusco que originalmente de llamaba la Recolección de San Francisco de Asís cuyo
fundador fue Fray Francisco Velasco en el año 1559. El 02 de mayo de 1911 profesó sus votos en la Orden de los Franciscanos y el 28 de octubre de 1914 se ordenó de
sacerdote en la ciudad de Arequipa.
Hizo su periplo europeo,
tomando cursos en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) lo que hizo posible que en el año 1920 obtuviera el grado de Doctor en Teología en la Universidad de Friburgo en Suiza. Llegó a la ciudad
del Vaticano donde fue recibido por el Papa Benedicto XV
[3].
Aun cuando a parte del español, su lengua materna, dominaba otros idiomas europeos como el inglés, francés, italiano y alemán, sin dejar por supuesto de conocer las lenguas nativas de su mundo andino como el quechua y el aymara. Y en ese su empeño aprovechó
su permanencia en el viejo continente para estudiar el griego, hebreo y latín.
En su vivo afán de conocer más a fondo el alemán llegó a Alemania, donde fue testigo de los sucesos de la República de Weimar
[4],
período que se caracterizó por una gran inestabilidad política y social, en el
que se produjeron golpes de Estado militares y derechistas, intentos
revolucionarios por parte de la izquierda en medio de una fuerte crisis económica. Toda esa
debacle social, política y económica provocó el ascenso de Adolf Hitler y el
Partido Nacionalsocialista.
El 21 de diciembre de 1933 fue designado Obispo Titular de la Diócesis de Puno por el
papa Pío XI,
[5] y en esa su calidad fue Secretario General de la
Conferencia Episcopal Peruana para los períodos 1934-1935 y 1935-1936, y
participó activamente en el Primer Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en el mes de octubre de 1935 en
la Plaza Dos de Mayo de la ciudad de Lima, que como reseñó el diario El Comercio de esos días se realizó y fue uno de los eventos más concurridos de la historia limeña.
Primer Congreso Eucarístico Nacional de 1935 (Foto. El Comercio)
Gracias a la iniciativa del
Monseñor Salvador Herrera Pinto, entonces Obispo de Puno, fue que el día
día 22 de julio de 1938, llegaran a la
ciudad de Abancay las religiosas Dominicas de Santa María Magdalena de Speyer de
Alemania para dedicarse a la noble tarea de educar a las niñas de Abancay en la
institución que después se llamaría Colegio Nacional “Santa Rosa” de Abancay.
Tuvo el propósito de fundar un
convento franciscano en Abancay, y para ese propósito logró adquirir dos
terrenos en la lotización que hiciera la Junta de Fomento de la Pequeña Propiedad de Apurímac dentro de la expropiación de la ex hacienda Patibamba, que luego fueron traspasados
a la Diócesis de Abancay, la que en uno de ellos construyó el actual Seminario
Menor
[6]
mientras que el otro lo destinó al funcionamiento de una granja de producción
agropecuaria.
El 05 de abril de 1948, cesó en
el cargo de Obispo de Puno y fue honoríficamente nombrado el día
05 de abril de 1948 como Obispo Titular de la
Diócesis de Satala en Armenia[7]
y que hoy es parte de la República de Turquía, y cesó el día 26 de enero de 1977, día de fallecimiento.
En el año 1953 presidió el Comité
Pro-Coronación Pontificia de la Virgen del Milagro en Lima, la que fue hecha
por el Nuncio Apostólico Monseñor Fernando Cento por encargo de su santidad el
papa Pío XII.
El 23 de diciembre de 1966,
publicó su libro "
LA CUNA DE
RICARDO PALMA",
[8]
la que fue su mayor contribución académica a la biografía del gran escritor y tradicionalista
peruano, cuestionando su nacimiento en Lima, como más adelante lo veremos.
Ahora
leamos las paginas 47 al 58 de “La cuna de Ricardo Palma”, donde su autor
sostiene que el gran tradicionalista peruano Ricardo Palma
[9],
nació en distrito de Talavera de la Reyna de la provincia de Andahuaylas, y que el escritor se llamaría en realidad Felipe Cusi Mena, hijo de Manuel Cusi
—descendiente de la nobleza inca por parte de madre y vástago ilegítimo de
padre español—, y de Francisca Mena, quien luego contrajo matrimonio con
Gregorio Palma. Esta señora habría entregado a Felipe, antes de los 5 años de
edad, a unos religiosos que lo habrían llevado a Lima. El tradicionalista habría
decidido posteriormente ocultar su origen e, inclusive, la verdadera fecha de
su nacimiento. Leamos:
“III
PARTE
PALMA
APURIMEÑO
DATOS
INDISPENSABLES SOBRE DOÑA JUSTA PALMA Y CECILIA SAMANEZ PALMA
Para la mejor inteligencia y
valorización del presente trabajo de investigación sobre el lugar de nacimiento
del Tradicionista D. Ricardo Palma, es absolutamente indispensable tener una
idea cabal y exacta sobre la persona de doña Justa Palma y de su hija la
señorita Cecilia Samanez Palma.
Doña Justa Palma, nació en Talavera de
la Reyna (Apurímac), el 9 de agosto de 1826 como hija legítima de don Gregorio
Palma y doña Francisca Mena, españoles de Hulalache, siendo su madrina doña
Petrona Mena y ministro bautizante el párroco don Manuel Rosas. Así consta de
su partida de bautismo, existente en la parroquia de Talavera: y encontrada por
el vecino del lugar y amigo nuestro don Edmundo Quintanilla.
Era la sétima hija del matrimonio
Palma-Mena.
Parece que sus padres y ella gozaban
de cierta holgura económica, como se desprende del testamento, que en 1906,
otorgara la citada doña Justa Palma.
Doña Justa, tuvo los siguientes hermanos:
Pablo, Cipriano, Victorio, Manuela, Felipe (ilegitimo) y Melchora; siendo doña
Justa la menor de la estirpe Palma-Mena. Tal como aparecen en las partidas
encontradas por mi hermano el Sr. Dn. Rufino S. Herrera y Pinto, tras un largo
y paciente trabajo de investigación.
Doña Justa tuvo seis hijos naturales
como lo declara nominalmente en su testamento. La primera fue la señorita
Cecilia Samanez, hija de don Manuel Samanez Beíngolea, los demás hijos fueron
del señor Bernardino Carrasco, llamados: Ascencio, Luis, Matiasa, Matilde y
Matías, todos difuntos, al momento de suscribirse el testamento a excepción de
Ascencio.
En el testamento declara ser hija de
Gregorio Palma y Francisca Mena y de una manera muy incidental refiere los
nombres de sus hermanas Manuela y Melchora.
Era de carácter vivaz y enérgico, le
gustaba vestirse bien y ser social en aquel reducido ambiente, como lo
atestiguan los que la conocieron.
Doña Justa Palma sabía perfectamente
que Ricardo Palma, el de las Tradiciones, era su hermano carnal, pues tenía un
parecido físico notable, así lo atestiguan sus contemporáneos y ella siempre
declaraba sin rodeos ni dubitaciones que tenía un hermano en la capital, el
cual fue llevado por unos sacerdotes, para que estudiara en un seminario para
padre. Era frecuentemente recordada por su hermano, Ricardo, mediante cartas y
giros postales que le hacia por intermedio de la oficina de correos de
Andahuaylas, tal como lo acreditan Abraham Salazar de Talavera, la señora Rosa
Carrasco, hija de Ascencio Carrasco y de Delina Casafranca.
Su hija primogénita fue llevada por su
padre, a la hacienda La Laguna, donde se educó e instruyó con los medios de
esos tiempos llegando a tener cierta cultura y buen trato.
Cecilia Samanez, era de gusto
refinado, logrando vestirse bien: vivía con la señora Justina Ocampo Almanza,
esposa de Gregorio Martinelli, como si fueran hermanas, pues era muy graciosa y
muy bien hablada, teniendo un don muy especial para contar chistes y narrar
historietas, que lo hacía con mucha gracia, sobre todo aquellas que estaban en
las Tradiciones escritas por Ricardo Palma.
En Andahuaylas, solía vivir con su
hermana Matilde Samanez, que después fue esposa de don Ignacio Martinelli; su
casa estaba situada precisamente sobre la Plaza de Armas de la Ciudad. Cuando
la Sra. Matilde se casó la acompañó en Vilcábamba, como también en la hacienda
Auquibamba; con frecuencia, era invitada por sus primos hermanos D. Leoncio
Samanez y la esposa, señora Carolina Segovia de Samanez a su hacienda
Casinchihua.
Solía venir a Lima, en compañía de su
hermana Matilde, en uno de cuyos viajes se hizo tomar una fotografía, la que
dedicó a la señorita Carmen Ocampo, que vivía en Molle Molle de Curahuasi, cuyo
original poseemos gracias a la gentileza de la señora Consuelo Samanez
Martinelli de Samanez.
En sus visitas a la capital es de
suponer que era objeto de atenciones de parte de su tío, el tradicionista don
Ricardo Palma, ya que era asiduo visitante de la familia Samanez,
principalmente de don Leoncio, donde solía ir a tomar té frecuentemente y
gozaba del aprecio y el cariño de toda la familia.
Ella siempre declaraba sin rodeos ni
dubitaciones, que el autor de las Tradiciones era Talaverino. Asimismo lo
firmaban las familias Samanez Ocampo, Martinelli, quienes sabían perfectamente
que Ricardo Palma vió la luz primera en Talavera de la Reyna, allá en la
floreciente provincia de Andahuaylas del departamento de Apurímac.
¿No hubiera sido preferible para ella
y sus parientes paternos, que hombre tan importante como Ricardo Palma, fuera
natural de la ciudad de Lima tal como él mismo lo pretendía, y no de la Villa
de Talavera?
A la muerte de su hermana Matilde, el
viudo don Ignacio Martinelli resolvió tomarla por esposa: la ceremonia debía
realizarse en la capilla de la hacienda Casinchihua el 8 de octubre de 1901,
debiendo la señora Carolina Segovia de Samanez ser la madrina. Estaban ya
culminados todos los preparativos en la segunda quincena de setiembre, faltando
apenas unos días para que se llevara a efecto la ceremonia, se intoxicó por
haber tomado un remedio por otro, causándole la muerte casi repentinamente;
habiendo producido una consternación general por el gran aprecio que gozaba
entre sus parientes paternos.
Con esta ocasión fue su madre la
señora Justa Palma a la hacienda Vilcabamba a visitar la tumba de su hija
Cecilia Samanez, pasando luego a la hacienda Casinchihua. Doña Justa Palma, tal
como se desprende de su testamento, murió en su pueblo natal de Talavera.
• • •
SÍNTESIS DE LOS QUE SOSTIENEN QUE PALMA ES NATURAL DE TALAVERA
Las personas que sostienen esta tesis
constituyen una pléyade digna de crédito por sus distinguidos atributos; tales
como su notable cultura y sólida moral, situación social, su independencia
económica y que forman un núcleo de respetables familias, no sólo dentro de los
límites del departamento de Apurímac, sino también en la capital de la
República.
Estas familias no ganan nada, ni
pierden tampoco por el hecho de que don Ricardo Palma sea o no Apurimeño y
mucho menos Talaverino.
Esta independencia moral, social,
económica y aún cultural, merece rendido crédito sobre sus afirmaciones. Nos
referimos a las familias: Samanez en sus diferentes ramas, a los Martinelli, a
los Ocampo, a los Almanza. También nos referimos a la familia Palma, y de una
manera muy especial a la señora doña Justa Palma Mena, de Talavera y a su hija
la señorita Cecilia Samanez Palma, a don Ascencio Carrasco Palma, don Mateo Carrasco
Palma y Cerón, a los vecinos de la Villa de Talavera: y de una manera muy
particular al Concejo Municipal de Talavera del año 1914: como también a don
Edmundo Quintanilla y Gerardo Quintanilla.
Todos los arriba mencionados afirman
al unísono que el Patriarca de las Letras Peruanas y padre de las Tradiciones
don Ricardo Palma, es nacido en la Villa de Talavera, esa Suiza Peruana de la
Provincia de Andahuaylas y del rico departamento de Apurímac.
Esta es la síntesis de los que
sostienen y defienden la tesis del nacimiento del ilustre Tradicionista en la
Villa de Talavera.
A continuación expondremos los
testimonios, que serán ratificados por documentos que obran en nuestro poder
tales como las partidas de bautizo de los Palma-Mena de Talavera: como la del
propio don Ricardo y el testimonio de doña Justa Palma, hermana carnal de don
Ricardo Palma.
• • •”
A continuación en las páginas 65
a 117, nos presenta los testimonios de Juan Guillermo Samanez, Mateo Carrasco
nieto de Justa Palma, Emiliano Almanza David Samanez Ocampo Sobrino, Dora Carmen
Martinelli de Samanez, Alberto Samanez Ramos,
Celestina Ocampo Ballón, Enrique Martinelli Samanez, Ubaldina Ocampo de
Ballón, quienes a su modo y por diferentes circunstancias señalan que efectivamente
“de hecho y de derecho” Ricardo Palma,
nació en el distrito Talavera de la Reyna, y que fue hermano de dona Justa Palma Mena.
Más
adelante en las páginas 131 al 136, el Mns. Salvador Herrera, nos presenta la
Partida de Bautismo de Ricardo Palma, bautizado el día 1º de mayo de 1822 como
nacido en el distrito de Talavera de Reyna de la provincia de Andahuaylas con
el nombre de Felipe "indio" Cusi Mena. Leamos:
“LA PARTIDA BAUTISMAL DE DON RICARDO PALMA
Ha sido preocupación constante de los literatos
buscar la verdadera partida bautismal del ilustre Tradicionista conocido con el
nombre de Ricardo Palma.
Con motivo del presunto centenario del
nacimiento de Palma por 1933, se buscó afanosamente la partida en Lima; esta
referencia la dan tanto Porras como César Miró, atribuyéndose haberla
encontrado en los archivos del Sagrario de Lima, con el nombre de MANUEL.
Asimismo se buscó por los años 1932 la
partida del tradicionista con el nombre de "Ricardo" en Talavera y en
Chincheros: en repetidas ocasiones fueron comisiones de Andahuaylas y de Abancay,
nombradas por las autoridades políticas. El párroco de ese entonces, rogó al
ciudadano don Mateo Carrasco Palma y Cerón para que se encargara de tal
búsqueda, rehusando tales pedidos por encontrarse en pleitos de herencia de su
abuela doña Justa Palma, pese que le ofrecían muy buenas propinas. Por algo
buscaban la partida en Talavera y no en otro lugar.
Oportunamente hemos impugnado con
razones valederas que la partida que existe en los archivos del Sagrario de
Lima, es ajena al tradicionista.
Para encontrar donde quiera la verdadera
partida Palma, necesitamos basarnos en datos o hechos ciertos y verdaderos, so
pena de equivocarnos o atribuirle una que no le pertenezca.
El fundamento o piedra angular
consiste en que doña Justa Palma, natural y residente en Talavera hasta su
muerte, era hermana carnal del tradicionista, siendo la última de la familia
Palma-Mena, e hija legítima de los esposos Gregorio Palma y Francisca Mena
vecinos de Hualalache, en Talavera.
Otro dato fundamental es saber que el
tradicionista, era hijo natural e ilegítimo por parte de padre y por esta razón
hermano de Justa Palma por su madre doña Francisca Mena de Palma.
Conforma a estos datos fundamentales e
indiscutibles la partida del tradicionista, es la que existe en los libros de
la Parroquia de Santiago de Talavera del 1º de mayo de 1822 con el nombre de
Felipe. He aquí la partida: "Al
margen": "Felipe Indio" Texto: "En la Santa Iglesia de
Santiago de Talavera, en primero de mayo de mil ochocientos veintidos, yo el
cura interino bauticé, pese óleo y Chrisma a Felipe, del día, hijo legítimo de
Manuel Casi y Francisca Mena. Fue su padrino Tomás Mena. Testigo Tomás Curo, a
quien advertí del pertenezco espiritual y para que conste lo firmé; (firmado)
José María Leguía.
Estamos de acuerdo con ella en todas
sus partes, a saber:
1.- Lugar. Estantes de acuerdo, ya que en todo el curso de este
trabajo, hemos probado hasta la saciedad que Ricardo Palma es talaverino de
hecho y por derecho:
2.- Año. Estamos de acuerdo con el año 1822, porque así resulta mayor
que doña Justa Palma, su última hermana. Palma vivió 97 años y cinco meses,
casi centenario, según los que lo han conocido y tratado hasta el fin. Hay
personas que viven más: así el caballero apurimeño, primo hermano del
expresidente Samanez Ocampo, don Adriel Montes Sobrino, fallecido hace poco a
los 98 años y medio, en la plenitud de sus facultades mentales y de su notable
salero.
3.- Nombre. El nombre es Felipe, del día. Ignoramos que lo haya usado;
lo cierto a que según Angélica Palma, usaba el nombre de Manuel R.
(probablemente nombre y apellido propio de su padre), luego según Porras se lo
cambió por el de Ricardo Corazón de León o de San Ricardo Rey de Inglaterra,
cuya fiesta celebra la Iglesia el siete de febrero de cada año. Nombre con el
que es conocido en el campo de las letras.
4.- Padre. Aparece en la partida con el verdadero nombre de su padre y
con apellido indígena de "Cusi", es un secreto a veces oído de
personas graves y de respeto como Carlos Romero, director de la Biblioteca
Nacional: P. Francisco Chersman, miembro de la Sociedad Geográfica del Perú: P.
Domingo Angulo, director del Archivo de la Curia de Lima: Edmundo Quintanilla,
vecino notable de Talavera; el eminente historiador Rubén Vargas Ugarte y
otros, que don Ricardo Palma, no solo era hijo natural sino Legitimo por parte
de padre. Razón por la que podía no tener partida, o en caso de tenerla y estar
velada, camuflada o disimulada por razones obvias. Y este es el caso clamoroso:
Un simple indio de la sierra jamás se atrevería a ultrajar a una española y
mucho menos siendo esta señora casada: ni la señora hubiera permitido tal
ultraje estando casada con don Gregorio Palma. El ardid es manifiesto y monstruoso.
Y basta. A buen entendedor pocas palabras.
5.- Madre. La madre doña Francisca Mena, es madre también de doña Justa
Palma, hermana indiscutible de don Ricardo Palma, y así, esposa de don Gregorio
Palma, dueños de unos terrenos en Hualalache donde existen aún unos baños
termales.
6.- El Padrino. Todas las partidas de la estirpe Palma-Mena, menos una
tienen como padrino o madrina a Petrona Mena o Tomás Mena, hecho que indica se
trata de una misma familia.
El hecho es que, el tradicionista don
Ricardo Palma, usó este nombre y apellido con el que se inmortalizó y es
conocido dentro y fuera del pan como el Patriarca de las Letras Peruanas, y
como uno de los más calificados escritores de la Lengua Castellana.
Así se forjan hombres ilustres: tal
como el del mestizo cuzqueño Garcilaso Inca de la Vega, autor calificado de los
Comentarios Reales del Perú: quien ni era Garcilaso, ni Inca, ni mucho menos de
la Vega. Se puso el nombre de Garcilaso en honor de su padre el español
gobernador del Cuzco Sebastián Garcilaso: Inca, por su madre doña Beatriz
Chimpu Ocllo, y concluyendo con de la Vega en homenaje a su benefactor en
Montilla el Conde de la Vega. Dejando de hecho su verdadero nombre de pila,
Gómez Zuáres, tal como consta por escritura pública, existente en el Perú.
Así se forjan nombres de personajes
que registra la historia. Para mayor ilustración de nuestros lectores
insertamos la lista de los Palma Mena de Talavera: todos hijos legítimos de
doña Francisca Mena y su esposo don Gregorio Palma, menos uno, he aquí la
lista:
1.- Pablo del 30 de junio de 1804: madrina
Petrona Mena;
2.- Cipriana del 26 de setiembre de
1808, padrino Ventura Julca;
3.- Victorio del 2 de noviembre de
1818, madrina Petrona Mena;
4.- Manuela del 19 de abril de 1821,
madrina Petrona Mena;
5.- Felipe del 1º de mayo de 1822,
padrino Tomás Mena;
6.-
Melchora del 9 de enero de 1824, madrina Petrona Mena;
7.- Justa del 9 de agosto de 1826,
madrina Petrona Mena.
Un caballero me refería que don Carlos
Romero, compañero de trabajo del tradicionista de la Biblioteca Nacional,
después Bibliotecario y heredero de don Ricardo Palma en muchos papeles solía
decir con frecuencia: Palma no es Palma...
Esto mismo lo sabían allá tras las
cumbres nevadas de los Andes. Según versión de Carmen Samanez H. quien nos
decía que su padre el caballero apurimeño don Miguel Ángel Samanez Ocampo,
cuando rasgaba su guitarra solía cantar unos versos y unos huaynos en los que
insertaba como estribillo: 'Palma no es Palma". Pero así y todo don
Ricardo Alcanzó la Palma de la inmortalidad, como Patriarca de las Letras
Peruanas.
En síntesis, la partida bautismal
existente en la parroquia de Talavera del 1° de mayo de 1822 y que pertenece al
hijo de doña Francisca Mena de Palma, reúne todas las condiciones para ser la
auténtica y verdadera partida bautismal del tradicionista, don Ricardo Palma.”
En estos tiempos no faltan por
aquí y por acullá, uno que otro escritor que probablemente sobre la base de esta historia, especula que el lugar de
nacimiento del Ricardo Palma probablemente haya sido el distrito de Tintay de la provincia de Aymaraes, que en tiempos de la colonia era conocida como perteneciente
a la etnia de los quechuas, localidad que junto a los distritos vecinos como
Lucre y San Juan de Chacña de la provincia de Aymaraes, son próximos a los
distritos de Talavera, Andahuaylas y San Jerónimo de la provincia de
Andahuaylas, porque desde tiempos inmemoriales tenían una fuerte vinculación social
y comercial a través del corredor Andahuaylas-Huancabamba-Lucre-Tintay, de este hecho nos
dan prueba la existencia en estos distritos aymarinos de restos arqueológicos
de importante ciudadelas Wari-Chancas, así como las crónicas y documentos coloniales, especialmente los títulos de propiedad de las haciendas de Pampatama y Pampatama Alta y Dinamarca en Chacña.
Siendo esto así bien podía ser que ese Manuel Cusi, padre de Felipe Cusi Mena,
haya sido un noble nativo de Tintay, y su hijo (Ricardo Palma) haya nacido en
esa tierra. Y acotan estos escribidores que no por gusto se le atribuye al tradicionalista peruano
la célebre frase: “El que no tienen de inga, tiene de mandinga”.
|
Carretera AP107 - Andahuaylas-Huancabamba-Lucre-Tintay |
Esa suposición también les viene de que una de las pocas tradiciones peruanas recogidas por Ricardo Palma, como acontecidas
en suelo apurimeño, está referida al distrito de Tintay:
“POR
BEBER EN COPA DE ORO
El pueblo de Tintay, situado sobre una
colina del Pachachaca, en la provincia de Aymaraes, era en 1613 cabeza del
distrito de Colcabamba. Cerca de seis mil indios habitaban el pueblo, de cuya
importancia bastará a dar idea el consignar que tenía cuatro iglesias.
El cacique de Tintay cumplía
anualmente por enero con la obligación de ir al Cuzco, para entregar al
corregidor los tributos colectados, y su regreso era celebrado por los indios
con tres días de ancho jolgorio.
En febrero de aquel año volvió a su
pueblo el cacique muy quejoso de las autoridades españolas, que lo habían
tratado con poco miramiento. Acaso por esta razón fueron más animadas las
fiestas; y en el último día, cuando la embriaguez llegó a su colmo, dio el
cacique rienda suelta a su enojo con estas palabras:
─Nuestros padres hacían sus libaciones en
copas de oro, y nosotros, hijos degenerados, bebemos en tazas de barro. Los
viracochas son señores de lo nuestro, porque nos hemos envilecido hasta el
punto de que en nuestras almas ha muerto el coraje para romper el yugo.
Esclavos, bailad y cantad al compás de la cadena. Esclavos, bebed en vasos
toscos, que los de fino metal no son para vosotros.
El
reproche del cacique exaltó a los indios, y uno de ellos, rompiendo la vasija
de barro que en la mano traía, exclamó:
─¡Que
me sigan los que quieran beber en copa de oro!
El
pueblo se desbordó como un río que sale de cauce, y lanzándose sobre los
templos, se apoderó de los cálices de oro destinados para el santo sacrificio.
El
cura de Tintay, que era un venerable anciano, se presentó en la puerta de la
iglesia parroquial con un crucifijo en la mano, amonestando a los profanadores
e impidiéndoles la entrada. Pero los indios, sobrexcitados por la bebida, lo
arrojaron al suelo, pasaron sobre su cuerpo, y dando gritos espantosos
penetraron en el santuario.
Allí,
sobre el altar mayor y en el sagrado cáliz, cometieron sacrílegas
profanaciones.
Pero
en medio de la danza y la algazara la voz del ministro del altísimo vibró
tremenda, poderosa, irresistible, gritándoles:
─¡Malditos!
¡Malditos! ¡Malditos!
La sacrílega orgía se prolongó hasta
media noche, y al fin, rendidos de cansancio, se entregaron al sueño los
impíos.
Con el alba despertaron muchos
sintiendo las angustias de una sed devoradora, y sus mujeres e hijos salieron a
traer agua de los arroyos vecinos.
¡Poder de Dios! Los arroyos estaban
secos.
Hoy (1880) es Tintay una pobre aldea
de sombrío aspecto con trescientos cuarenta y cuatro vecinos, y sus alrededores
son de escasa vegetación. El agua de sus arroyos es ligeramente salobre y
malsana para los viajeros.
Entre las ruinas y perfectamente
conservada encontrose en 1804 una efigie del Señor de la Exaltación, a cuya
solemne fiesta concurren el 14 de septiembre los creyentes de diez leguas a la redonda.”
|
Salvador Herrera
Pinto con Raúl Porras Barrenechea y Víctor Andrés Belaúnde |
[2]José
Nicolás Baltazar Fernández de Piérola y Villena, nació en Arequipa el día 05 de enero de 1839 y murió en Lima el 23 de
junio de 1913. Fue Presidente Constitucional de la República del Perú del 08 de
setiembre de 1895 al 08 de setiembre de 1899.
[3]Benedicto
XV (en latín: Benedictus PP XV), nació en Génova, Reino de Piamonte-Cerdeña, el
día 21 de noviembre de 1854 y murió en Roma el 22 de enero de 1922). Su nombre
de pila fue Giacomo Paolo Giovanni Battista della Chiesa. Fue el 258º Papa de
la Iglesia católica, entre el 03 de septiembre de 1914 hasta su muerte. Su
pontificado fue eclipsado en gran medida por la Primera Guerra Mundial y las
consecuencias de esta, tanto políticas, sociales como humanitarias.
[4] La
República de Weimar (en alemán, Weimarer Republik) fue el régimen político y,
por extensión, el período de la historia de Alemania comprendido entre 1918 y
1933, tras la derrota del país en la Primera Guerra Mundial. El nombre de
República de Weimar es un término aplicado por la historiografía posterior,
puesto que el país conservó su nombre de Deutsches Reich (‘Imperio Alemán’). La
denominación procede de la ciudad homónima, Weimar, donde se reunió la Asamblea
Nacional constituyente y se proclamó la nueva constitución, que fue aprobada el
31 de julio y entró en vigor el 11 de agosto de 1919.
[5] Pío
XI, nació en Desio, Reino de Lombardía –Venecia el día 31 de mayo de 1857 y murió en la ciudad del
Vaticano el 10 de febrero de 1939). Su nombre secular fue Achille Damiano
Ambrogio Ratti. Fue el 259º Papa de la Iglesia católica, y primer soberano de
la Ciudad del Vaticano entre 1922 y 1939, con lo que su papado abarca casi todo
el período de entreguerras.
[6] Un
seminario menor es un centro educativo propio de la Iglesia Católica destinado
a la formación de jóvenes y adolescentes candidatos al sacerdocio mientras
cursan los estudios obligatorios previos a la formación universitaria. En
Abancay se ha establecido esta formación de menores bajo régimen de internado
tutelado por sacerdotes diocesanos a través del Seminario Menor. “Gracias a la iniciativa de Mons. Herrera,
obispo franciscano natural de Abancay, de levantar ese edificio, ha sido
providencial para el Seminario menor. En su honor y recuerdo, el Seminario
lleva el nombre de “San Francisco Solano”.
[7] Situado
en Turquía, el asentamiento de Satala. Según los antiguos geógrafos, estaba
situado en un valle rodeado de montañas, un poco al norte del Éufrates, donde
el camino de Trapezus a Samosata cruzaba el límite del Imperio Romano, cuando era
un obispado, que sigue siendo un titular católico latino. Más tarde fue
conectado con Nicópolis por dos carreteras. Satala es ahora Sadak, un pueblo de
500 habitantes, en el distrito de Kelkit de la provincia de Gümüşhane en la
actual Turquía.
En el siglo XVIII, la
diócesis fue restaurada nominalmente como obispado titular de Satala . Como
tal, tenía los siguientes titulares, todos del rango episcopal (más bajo)
apropiado:
-Isaac
Soffiali (07- 01-1785 a ?)
-Ignacy
Bardziński (27-03-1809 a 15-12-1813)
-Nikodem Puzyna (26-09-1814 a 22-10-1819)
-Gianfrancesco Guglielmo Tippmann (17-12-1832 a 20-06-1857)
-Vital-Justin Grandin, Misioneros Oblatos de María
Inmaculada (OMI) (11-12-1857 a 22-09-1871)
-Tommaso Teofilo Kulinski (23-02-1872 a 15-03-1883)
-Lazzaro Mladenoff, Lazarists (CM) (12-06-1883 a 04-03-1918)
En 1933 pasó a llamarse
Satala en Armenia. Está vacante, teniendo como tales los siguientes titulares,
hasta ahora también todos los del rango episcopal (más bajo) apropiado:
-François-Joseph Dantin, Misioneros de Nuestra Señora
de LaSalette (MS) (24-08-1918 a 05-07-1941)
-Salvador
Herrera y Pinto, hermanos menores (OFM) (05-04-1948 a 26-01-1977)
[8] HERRERA
PINTO, Salvador. La cuna de Ricardo Palma. Editorial Ausonia Talleres Gráficos
S.A. Lima. 23 de diciembre de 1966. 184 páginas.
[9] Ricardo
Palma, nació en Lima el 07 de febrero de 1833 y murió en Miraflores - Lima, el
06 de octubre de 1919, (aunque existe una teoría de monseñor Salvador Herrera
Pinto que pone su cuna ocho años antes en el pueblo de Talavera de la Reyna en
Apurímac). Fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista
y político peruano, famoso principalmente por sus relatos cortos de ficción
histórica reunidos en el libro Tradiciones peruanas. Cultivó prácticamente
todos los géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y ensayos
de diversa índole. Sus hijos Clemente y Angélica siguieron sus pasos como
escritores.