jueves, 8 de diciembre de 2016

SAYWITE: UN HITO EN EL ANDE (VII) ebook

Bueno, como les tengo ofrecido les presento en séptima entrada mi ebook SAYWITE: UN HITO EN EL ANDE, solo espero que le ofrezcan vuestro interés, sin olvidar de poner un “ME GUSTA”, pero sobretodo  “COMPARTIR” y “COMENTAR”.

LAS FUENTES RITUALES DE AGUA Y LA GRAN ESCALINATA:


Los antiguos peruanos eran conscientes de la importancia que tenía el agua para la subsistencia de todos los seres vivos. Por eso era importante para ellos cuidarla muy solícitamente, porque este recurso era un regalo de sus dioses y por tanto había que reverenciarla con profunda fe. Así nos lo ha hecho saber el jesuita Pablo José de Arriaga en su obra: “La extirpación de la idolatría en el Perú” [i] escrita en 1621, leamos:

“A los Puquios que son los manantiales, y fuentes hemos hallado que adoran de la misma manera, especialmente donde tienen falta de agua, pidiéndoles que no se sequen.

A los Ríos, cuando han de pasarlos, tomando un poco de agua con la mano, y bebiéndola, les piden hablando con ellos, que les dejen pasar, y no les lleve, y esta ceremonia llaman, mayuchulla, y lo mismo hacen los pescadores, cuando entran a pescar.”

Del mismo modo nos lo recuerda el Padre Antonio de la Calancha en su libro: “Crónica Moralizada del Orden de San Agustín en el Perú con Sucesos Ejemplares en esta Monarquía”[ii], escrita en 1631, veamos

“También adoraron estos Indios de los llanos a la mar, a quien llamaron Ni, i le ofrecen harina de maíz blanco, almagre u otras cosas, para que les dé pescado, o no se embravezca, i los Serranos al modo que adoran las lagunas, reverencian la mar, a quien llaman Mamacocha; i los Aymaraes Mamacota, i en especial los Serranos que bajan a los llanos a sus negocios, comercios o embajadas, adoran con diferentes ceremonias al mar i a los llanos i playas, i los Indios de los llanos i sierra adoran las cordilleras nevadas, i a cualquiera sierra alta que tenga nieve, que llaman Razu o Rao o Ritti; i a los manantiales que llaman Puquios, a los arroyos, esteros i ríos, lagos, pozos i lagunas que reverencian porque no los ahogue, o no les niegue el agua.”

El Inca Garcilaso de la Vega[iii] en sus “Comentarios Reales”, nos refiere que los antiguos peruanos adoraban a los elementos de la naturaleza que beneficiaban sus vidas, hecho que nosotros hemos olvidado por completo, porque en nuestros días no sabemos respetar a todo lo que nos ayuda a vivir. Sobre su devoción a las aguas nos dice el porqué:

“Otros muchos indios hubo de diversas naciones, en aquella primera edad, que escogieron sus dioses con alguna más consideración que los pasados, porque adoraban algunas cosas de las cuales recibían algún provecho, como los que adoraban las fuentes caudalosas y ríos grandes, por decir que les daban agua para regar sus sementeras”.

Al igual que en las principales religiones de la humanidad, como el hinduismo, el judaísmo, el cristianismo, el islam, el sintoísmo, el zoroastrismo y el budismo, en la religiosidad andina el agua desempeñó un papel muy importante, no solo fue la fuente de la vida y un regalo de sus dioses, sino un elemento sagrado que además de limpiar el cuerpo, purificaba la mente, la libraba de sus penas y angustias, y del mismo modo como lo hacía con las plantas, renovaba la vida y espantaba la muerte.


Tom Zuidema[iv], afirma que existía un armacuy[v] sagrado, un rito de purificación en las aguas del río Apurímac que realizaba el inca acompañado de la realeza cusqueña y los sumos sacerdotes, previo al Inti Raymi.

Río Apurímac: "El Dios que habla".
Con unos pocillos ceremoniales de forma cóncava, decorados con pinturas, que se llamaban p’ukus, [vi] se hacía el Armay, (baño) que era la purificación ritual con agua, la que se practicaba antes de la llegada del solsticio de invierno (24 de junio, en el hemisferio sur), pues era muy importante estar limpio o haber sido objeto de una “limpia”, (sacar todo lo malo y dejar solo las esperanzas de mejores tiempos),  para celebrar el Inti Raymi, la fiesta del sol, el dios mayor del Tahuantinsuyo, y en esa ocasión, además de rendirle el tributo de la manera instaurada por el poder eclesiástico nativo, darle gracias por su bondad con las cosechas, las crianzas y la prolongación de la vida.




Según la memoria colectiva de los indígenas, que aún se conserva en algunos lugares del Perú, en aquellos tiempos el agua era considerada la sangre que la Pachamama hizo aflorar de su vientre para dar vida a los seres del Kay-pacha: los hombres, las plantas y los animales.


Este baño de purificación debía producirse en la noche o antes de que salga el sol, “Armay tuta”, para conseguir conectarse con la Pachamama o la madre tierra, y para que así, limpios y purificados, esta pueda bendecir a sus devotos, dotándoles del coraje, la fortaleza y la sabiduría necesarias para superar todos los males, sufrir menos y ser más felices.

Es muy probable que estas fuentes rituales de agua o armakunas hayan servido para la purificación de los creyentes antes de ingresar al santuario de la huaca de Saywite o rendir tributo al sol en el Inti Raymi que se celebraba en el usnu situado a 500 metros más abajo.


Pero estas fuentes no solo tenían una finalidad ritual, sino que fue un balneario destinado al aseo de los moradores de Saywite y sus alrededores. Sobre esta ancestral y cotidiana costumbre, los cronistas españoles recabaron mucha información acerca de los hábitos higiénicos de los antiguos peruanos, como: que se bañaban diariamente, que usaban ungüentos de hierbas y flores para aromatizar sus cuerpos y cabellos, que se lavaban la boca y manos después de comer y que tenían la costumbre de lavarse los dientes, entre otras usanzas de esta naturaleza. Todos estas rutinas asépticas de los indígenas americanos les parecieron bastante extraños a los conquistadores españoles, pues estos creían que el asiduo aseo personal era dañoso y poco saludable.

A propósito de ello y para conocer de dónde viene este apego por el aseo personal, el inca Garcilaso de la Vega en sus “Comentarios Reales”, nos refiere lo siguiente: 

“Los hijos criaban extrañamente, así los Incas como la gente común, ricos y pobres, sin distinción alguna, con el menos regalo que les podían dar. Luego que nacía la criatura la bañaban con agua fría para envolverla en sus mantillas, y cada mañana que lo envolvían la habían de llevar con agua fría, y las más veces puesta al sereno. Y cuando la madre le hacía mucho regalo, tomaba el agua en la boca y le lavaba todo el cuerpo, salvo la cabeza, particularmente la mollera, que nunca le llegaban a ella. Decían que hacían esto por acostumbrarlos al frío y al trabajo, y también porque los miembros se fortaleciesen…”

Sobre este respecto, no debemos olvidar que todavía está vigente la ancestral costumbre de lavar el cuerpo de los difuntos, y  al día siguiente de su entierro, lavar su ropa en una ceremonia que los apurimeños llamamos "Pacha tacsay". Sobre este ritual el cronista indígena Felipe Guamán Poma de Ayala escribió: "Después de haber enterrado sus difuntos las viudas y parientes y hermanos, en los cinco días se van a lavar al tincoc yaco. Se lavan ellas y todo su ropa». Se aclara que Tinkuc yaku es el lugar donde convergen dos ríos, y que simboliza el encuentro del río de esta vida que se va con el río de la otra vida que llega.



      Ya entrando a la descripción de esta parte del conjunto arqueológico, diremos que esta se ubica a aproximadamente 30 metros del final de la plataforma donde se ha levantado el santuario de la huaca de Saywite. Se accede a ella por un camino peatonal de  aproximadamente 200 metros que parte de la carretera a Concacha y baja por el costado derecho de las dos plataformas piramidales hasta la base de la escalinata. Como no existe camino real que conecte estas fuentes con el santuario y la pirámide del monolito, o que existiendo no se ha descubierto aun, es conveniente seguir esta ruta para no “hacer camino”, dañando el conjunto arqueológico. Para mayor ilustración les alcanzamos esta fotografía satelital, que aunque borrosa, ilustra lo que queremos señalar:


Esta phaqcha[vii] tiene una sucesión de 22 terrazas, donde se han construido nueve fuentes de agua de 8.60 metros de largo y de 1.10 metros de alto. En ellas existen nueve caídas de agua de 1.95 por 1.70 metros, que van a dar a igual número de fuentes de 1.00 metro de ancho por 1.15 metros  de largo y 0.20 metros de profundidad, que permiten que un canal de 1.00 de largo por 0.18 de ancho, haga discurrir el agua, uniéndola a todas en su caída. Al costado izquierdo bajando tienen unos espacios de 1.40 m. de ancho por 1.70 m. de largo. El espacio que encierra a la fuente y su ambiente contiguo mide 4.60 metros.


























Estas fuentes están asociadas a una escalinata de 63 peldaños de laja de 0.60 metros de largo y de 0.40 metros de alto con un ancho interior de 0.75 metros, protegidos por un muro de 0.40 metros de alto por su lado derecho bajando.



Toda esta parte del conjunto arqueológico se ha construido sobre una extensión superficial aproximada de 400 metros cuadrados, pero debemos señalar que aún no se ha descubierto el canal por dónde llegaba el agua a esta phaqcha.

Esta phapcha sagrada, está otra vez siendo invadida por la maleza.

Los detalles de cada uno de sus aspectos arquitectónicos, arqueológicos y de los materiales de su construcción, lo encontraremos en el trabajo de Adán Choqque Arce, intitulado “Conjunto Arqueológico de Saywite” y publicado en el siguiente link: http://www.monografias.com/trabajos-pdf4/conjunto-arqueologico-saywite/conjunto-arqueologico-saywite.pdf

Fuentes rituales de agua y gran escalinata vistas desde la Comunidad Campesina de Concacha


[i] DE ARRIAGA, Pablo José. La extirpación de la idolatría en el Perú. http://www.biblioteca.org.ar/libros/155230.pdf
[ii] DE LA CALANCHA, Antonio. CRONICA MORALIZADA DEL ORDEN DE SAN AGUSTÍN EN EL PERÚ CON SUCESOS EJEMPLARES EN ESTA MONARQUÍA Tomo III. Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.
[iii] GARCILASO DE LA VEGA, Inca. COMENTARIOS REALES. Biblioteca Ayacucho. Tomo I. Pág. 20.
[iv] Reiner Tom Zuidema (24 de mayo de 1927 - 2 de marzo de 2016) fue profesor de Antropología y Estudios Latinoamericanos y del Caribe en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Es bien conocido por sus contribuciones seminales sobre la organización social y política incaica. Sus primeros trabajos consistieron en un análisis estructural del sistema ceque. Más tarde extendió este enfoque, basado en el estructuralismo francés y holandés, a otros aspectos de la civilización andina, especialmente el parentesco, el calendario inca y la comprensión incaica de la astronomía.
[v] Del Diccionario Quechua - Español - Quechua  dela Academia Mayor de la Lengua Quechua. Cusco, Perú, 2005.
arma. s. Baño. Aseo higiénico del cuerpo.|| Ec: Baño. / Arado.
armachiy. v. Hacer bañar a otra persona. Ec: armachina.
armakani. s. Lugar donde hay pozas para tomar baños. || NEOL. Balneario.
armakuna. s. Poza para bañarse. Pe.Aya:armakuna yaku.
armakuy. v. Bañarse. Ec: armagrina. Pe.Aya: armakuni.
armay. v. Bañar. Ec: armana.
armayqhapa. s. Tina de piedra, muy usada en la época incaica.
[vi]p'uku. s. Plato o pocillo de barro cocido de forma cóncava cuyo tamaño es variable de acuerdo al potaje. Muchas veces son platos ceremoniales y están decorados con pinturas. SINÓN: chuwa.
[vii]phaqcha. s. Chorro, chorrera, cascada de agua u otro líquido que se precipita de cierta altura. EJEM: unu phaqcha, cascada de agua. Bol: phajcha. Diccionario Quechua - Español - Quechua  dela Academia Mayor de la Lengua Quechua. Cusco, Perú, 2005.

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