Bueno,
como les tengo ofrecido les presento en séptima entrada mi ebook SAYWITE: UN HITO EN EL ANDE, solo
espero que le ofrezcan vuestro interés, sin olvidar de poner un “ME GUSTA”, pero sobretodo “COMPARTIR”
y “COMENTAR”.
LAS FUENTES RITUALES DE AGUA Y LA GRAN
ESCALINATA:
Los antiguos peruanos eran conscientes de la
importancia que tenía el agua para la subsistencia de todos los seres vivos.
Por eso era importante para ellos cuidarla muy solícitamente, porque este
recurso era un regalo de sus dioses y por tanto había que reverenciarla con
profunda fe. Así nos lo ha hecho saber el jesuita Pablo José de Arriaga en su
obra: “La extirpación de la idolatría en el Perú” [i]
escrita en 1621, leamos:
“A
los Puquios que son los manantiales, y fuentes hemos hallado que adoran de la
misma manera, especialmente donde tienen falta de agua, pidiéndoles que no se
sequen.
A
los Ríos, cuando han de pasarlos, tomando un poco de agua con la mano, y
bebiéndola, les piden hablando con ellos, que les dejen pasar, y no les lleve,
y esta ceremonia llaman, mayuchulla, y lo mismo hacen los pescadores, cuando
entran a pescar.”
Del mismo modo nos lo recuerda el Padre
Antonio de la Calancha en su libro: “Crónica Moralizada del Orden de San
Agustín en el Perú con Sucesos Ejemplares en esta Monarquía”[ii],
escrita en 1631, veamos
“También
adoraron estos Indios de los llanos a la mar, a quien llamaron Ni, i le ofrecen
harina de maíz blanco, almagre u otras cosas, para que les dé pescado, o no se
embravezca, i los Serranos al modo que adoran las lagunas, reverencian la mar,
a quien llaman Mamacocha; i los Aymaraes Mamacota, i en especial los Serranos
que bajan a los llanos a sus negocios, comercios o embajadas, adoran con
diferentes ceremonias al mar i a los llanos i playas, i los Indios de los
llanos i sierra adoran las cordilleras nevadas, i a cualquiera sierra alta que
tenga nieve, que llaman Razu o Rao o Ritti; i a los manantiales que llaman
Puquios, a los arroyos, esteros i ríos, lagos, pozos i lagunas que reverencian
porque no los ahogue, o no les niegue el agua.”
El Inca Garcilaso de la Vega[iii] en
sus “Comentarios Reales”, nos refiere que los antiguos peruanos adoraban a los
elementos de la naturaleza que beneficiaban sus vidas, hecho que nosotros hemos olvidado
por completo, porque en nuestros días no sabemos respetar a todo lo que nos ayuda a vivir. Sobre su devoción a las aguas nos
dice el porqué:
“Otros
muchos indios hubo de diversas naciones, en aquella primera edad, que
escogieron sus dioses con alguna más consideración que los pasados, porque
adoraban algunas cosas de las cuales recibían algún provecho, como los que
adoraban las fuentes caudalosas y ríos grandes, por decir que les daban agua
para regar sus sementeras”.
Al igual que en las principales religiones de la humanidad, como el hinduismo, el
judaísmo, el cristianismo, el islam, el sintoísmo, el zoroastrismo y el
budismo, en la religiosidad andina el agua desempeñó un papel muy importante,
no solo fue la fuente de la vida y un regalo de sus dioses, sino un elemento
sagrado que además de limpiar el cuerpo, purificaba la mente, la libraba de sus penas y angustias, y del mismo modo como
lo hacía con las plantas, renovaba la vida y espantaba la muerte.
Tom Zuidema[iv],
afirma que existía un armacuy[v] sagrado, un rito
de purificación en las aguas del río Apurímac que realizaba el inca acompañado
de la realeza cusqueña y los sumos sacerdotes, previo al Inti Raymi.
Río Apurímac: "El Dios que habla". |
Con unos pocillos ceremoniales de forma
cóncava, decorados con pinturas, que se llamaban p’ukus, [vi] se hacía el Armay, (baño) que era la purificación
ritual con agua, la que se practicaba antes de la llegada del solsticio de invierno
(24 de junio, en el hemisferio sur), pues era muy importante estar limpio o
haber sido objeto de una “limpia”, (sacar todo lo malo y dejar solo las
esperanzas de mejores tiempos), para
celebrar el Inti Raymi, la fiesta del sol, el dios mayor del Tahuantinsuyo, y en esa
ocasión, además de rendirle el tributo de la manera instaurada por el poder
eclesiástico nativo, darle gracias por su bondad con las cosechas, las crianzas
y la prolongación de la vida.
Según
la memoria colectiva de los indígenas, que aún se conserva en algunos lugares del Perú, en aquellos tiempos el agua era considerada
la sangre que la Pachamama hizo
aflorar de su vientre para dar vida a los seres del Kay-pacha: los hombres, las plantas y los animales.
Este baño de purificación debía producirse en
la noche o antes de que salga el sol, “Armay
tuta”, para conseguir conectarse con la Pachamama o la madre tierra, y para que así, limpios y purificados, esta pueda bendecir a sus devotos,
dotándoles del coraje, la fortaleza y la sabiduría necesarias para superar
todos los males, sufrir menos y ser más felices.
Es muy probable que estas fuentes rituales de
agua o armakunas hayan servido para
la purificación de los creyentes antes de ingresar al santuario de la huaca de
Saywite o rendir tributo al sol en el Inti Raymi que se celebraba en el usnu
situado a 500 metros más abajo.
Pero estas fuentes no solo tenían una
finalidad ritual, sino que fue un balneario destinado al aseo de los
moradores de Saywite y sus alrededores. Sobre esta ancestral y cotidiana
costumbre, los cronistas españoles recabaron mucha información acerca de los
hábitos higiénicos de los antiguos peruanos, como: que se bañaban diariamente,
que usaban ungüentos de hierbas y flores para aromatizar sus cuerpos y
cabellos, que se lavaban la boca y manos después de comer y que tenían la
costumbre de lavarse los dientes, entre otras usanzas de esta naturaleza. Todos estas rutinas asépticas de los indígenas americanos les
parecieron bastante extraños a los conquistadores españoles, pues estos creían que el
asiduo aseo personal era dañoso y poco saludable.
A propósito de ello y para conocer de dónde
viene este apego por el aseo personal, el inca Garcilaso de la Vega en sus
“Comentarios Reales”, nos refiere lo siguiente:
“Los hijos criaban
extrañamente, así los Incas como la gente común, ricos y pobres, sin distinción
alguna, con el menos regalo que les podían dar. Luego que nacía la criatura la
bañaban con agua fría para envolverla en sus mantillas, y cada mañana que lo
envolvían la habían de llevar con agua fría, y las más veces puesta al sereno.
Y cuando la madre le hacía mucho regalo, tomaba el agua en la boca y le lavaba
todo el cuerpo, salvo la cabeza, particularmente la mollera, que nunca le
llegaban a ella. Decían que hacían esto por acostumbrarlos al frío y al
trabajo, y también porque los miembros se fortaleciesen…”
Sobre este respecto, no debemos olvidar que
todavía está vigente la ancestral costumbre de lavar el cuerpo de los difuntos,
y al día siguiente de su entierro, lavar
su ropa en una ceremonia que los apurimeños llamamos "Pacha tacsay". Sobre este ritual el cronista indígena
Felipe Guamán Poma de Ayala escribió: "Después de haber enterrado sus
difuntos las viudas y parientes y hermanos, en los cinco días se van a lavar al
tincoc yaco. Se lavan ellas y todo su ropa». Se aclara que Tinkuc yaku es
el lugar donde convergen dos ríos, y que simboliza el encuentro del río de esta
vida que se va con el río de la otra vida que llega.
Ya entrando a la descripción de esta parte del conjunto arqueológico, diremos que esta se ubica a aproximadamente 30 metros del final de la plataforma donde se ha levantado el santuario de la huaca de Saywite. Se accede a ella por un camino peatonal de aproximadamente 200 metros que parte de la carretera a Concacha y baja por el costado derecho de las dos plataformas piramidales hasta la base de la escalinata. Como no existe camino real que conecte estas fuentes con el santuario y la pirámide del monolito, o que existiendo no se ha descubierto aun, es conveniente seguir esta ruta para no “hacer camino”, dañando el conjunto arqueológico. Para mayor ilustración les alcanzamos esta fotografía satelital, que aunque borrosa, ilustra lo que queremos señalar:
Esta phaqcha[vii] tiene una
sucesión de 22 terrazas, donde se han construido nueve fuentes de agua de 8.60
metros de largo y de 1.10 metros de alto. En ellas existen nueve caídas de agua
de 1.95 por 1.70 metros, que van a dar a igual número de fuentes de 1.00 metro
de ancho por 1.15 metros de largo y 0.20
metros de profundidad, que permiten que un canal de 1.00 de largo por 0.18 de
ancho, haga discurrir el agua, uniéndola a todas en su caída. Al costado
izquierdo bajando tienen unos espacios de 1.40 m. de ancho por 1.70 m. de
largo. El espacio que encierra a la fuente y su ambiente contiguo mide 4.60
metros.
Estas fuentes están asociadas a una
escalinata de 63 peldaños de laja de 0.60 metros de largo y de 0.40 metros de
alto con un ancho interior de 0.75 metros, protegidos por un muro de 0.40
metros de alto por su lado derecho bajando.
Toda esta parte del conjunto arqueológico se
ha construido sobre una extensión superficial aproximada de 400 metros cuadrados, pero
debemos señalar que aún no se ha descubierto el canal por dónde llegaba el agua
a esta phaqcha.
Esta phapcha sagrada, está otra vez siendo invadida por la maleza. |
Los detalles de cada uno de sus aspectos
arquitectónicos, arqueológicos y de los materiales de su construcción, lo
encontraremos en el trabajo de Adán Choqque Arce, intitulado “Conjunto
Arqueológico de Saywite” y publicado en el siguiente link: http://www.monografias.com/trabajos-pdf4/conjunto-arqueologico-saywite/conjunto-arqueologico-saywite.pdf
[i] DE ARRIAGA, Pablo José. La
extirpación de la idolatría en el Perú.
http://www.biblioteca.org.ar/libros/155230.pdf
[ii] DE
LA CALANCHA, Antonio. CRONICA MORALIZADA DEL ORDEN DE SAN AGUSTÍN EN EL PERÚ
CON SUCESOS EJEMPLARES EN ESTA MONARQUÍA Tomo III. Archivo y Biblioteca
Nacionales de Bolivia.
[iii] GARCILASO DE LA VEGA, Inca. COMENTARIOS REALES. Biblioteca
Ayacucho. Tomo I. Pág. 20.
[iv] Reiner
Tom Zuidema (24 de mayo de 1927 - 2 de marzo de 2016) fue profesor de
Antropología y Estudios Latinoamericanos y del Caribe en la Universidad de
Illinois en Urbana-Champaign. Es bien conocido por sus contribuciones seminales
sobre la organización social y política incaica. Sus primeros trabajos
consistieron en un análisis estructural del sistema ceque. Más tarde extendió
este enfoque, basado en el estructuralismo francés y holandés, a otros aspectos
de la civilización andina, especialmente el parentesco, el calendario inca y la
comprensión incaica de la astronomía.
[v] Del Diccionario Quechua -
Español - Quechua dela Academia Mayor de
la Lengua Quechua. Cusco, Perú, 2005.
arma. s.
Baño. Aseo higiénico del cuerpo.|| Ec: Baño. / Arado.
armachiy. v.
Hacer bañar a otra persona. Ec: armachina.
armakani. s.
Lugar donde hay pozas para tomar baños. || NEOL. Balneario.
armakuna. s.
Poza para bañarse. Pe.Aya:armakuna yaku.
armakuy. v.
Bañarse. Ec: armagrina. Pe.Aya: armakuni.
armay. v.
Bañar. Ec: armana.
armayqhapa.
s. Tina de piedra, muy usada en la época incaica.
[vi]p'uku. s. Plato o pocillo de barro
cocido de forma cóncava cuyo tamaño es variable de acuerdo al potaje. Muchas veces
son platos ceremoniales y están decorados con pinturas. SINÓN: chuwa.
[vii]phaqcha. s. Chorro, chorrera, cascada
de agua u otro líquido que se precipita de cierta altura. EJEM: unu phaqcha, cascada
de agua. Bol: phajcha. Diccionario Quechua - Español - Quechua dela Academia Mayor de la Lengua Quechua. Cusco,
Perú, 2005.
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