VIAJEROS, CIENTÍFICOS, GOBERNANTES, MISIONEROS Y
AVENTUREROS QUE PASARON POR EL PUENTE SOBRE EL RÍO ABANCAY (PACHACHACA)
En 1958, el profesor del Instituto de Investigaciones
Históricas de la Universidad del Litoral, Argentina, Boleslao Lewin,[1]
publicó un documento inédito intitulado “Descripción del Virreinato del Perú.
Crónica inédita de comienzos del siglo XVII” atribuido a un desconocido
portugués avecinado en Lima, los primeros quince años del siglo XVII. A su paso
por Abancay este anónimo autor nos hace una descripción del puente sobre el río
Pachachaca, de los cañaverales de su
valle, y por primera vez aparece en la historiografía peruana la descripción
del nevado Ampay, veamos:
“Siguiendo
el camino y siempre subiendo y bajando cuestas y por algunas quebradas se llega
al tambo de Cochacajas, que de aquí se bajan dos leguas de una áspera cuesta y
se coge por aquí trigo y maíz, y luego se va al río de Abancay y se pasa por un
buen puente de piedra y se entra por el valle de Abancay donde hay infinidad de
cañaverales de azúcar y otras muchas cosas, y se llega al tambo questá veinte y
cuatro leguas de la ciudad del Cuzco. Junto deste nombrado valle está una
montaña altísima, cubierta de nieve, donde se dice hay ricas minas de plata y
no se labra [n]. Daquí seva a vista de altos montes y profundos valles y se
llega al tambo y lugar de indios de Curaguasi, luego se baja al soberbio río de
la provincia, ques el río que con mayor fuerza corre en el Perú.”
El clérigo franciscano EUGENIO LANUZA Y SOTELO que en 1736 acompañó en un viaje entre
Bogotá, Lima y Cusco, a Alonso López de Casas, para entonces nominado
Comisionado General de las provincias del Perú, convirtiéndose en un gran
observador de los lugares por donde lo llevaron sus viajes que lo animó a
escribir una crónica con el título “Viaje ilustrado a los reinos del Perú”.[2]
A su paso entre Huancarama y Abancay, nos dice:
“En fin, salimos con felicidad de todo y,
habiendo comido en la mediación, seguimos a tener la noche en el pueblo de
Huancarama. Aquí descansamos. Y el día 4 proseguimos y, descansando un rato en
donde estaba dispuesta la comida, pasamos a tener la noche al trapiche de un
devoto tercero, cuyo sitio llaman Caruacorua; aquí nos regaló este secular y
tuvimos una buena dormida. Y el día 5 salimos; y después de haber bajado
cuestas bien penosas y arriesgadas, llegamos al puente de Pachachaca, que es un
hermoso arco de piedra, de qué forma todo el puente. /Fol. 103 Aquí comimos con
sobrada inquietud por el numeroso tropel de mosquitos que pegó con nosotros,
pero, habiendo acabado de comer, marchamos para Amancae, pueblo muy bonico al
que llegamos con salud, y fuimos a parar a la casa del corregidor, que es muy
capaz y de buenas viviendas. Descansamos el resto del día y la noche; y
habiendo tomado mulas de refresco, salimos el día 6 de mañana”.
El puente Pachachaca, fue descrito por ALONSO CARRIÓ DE LA VANDERA[3] “Concoloncorvo”, escritor, comerciante
y comisionado hacia 1770 por el Gobierno español para la inspección de caminos,
en su obra el “Lazarillo de los ciegos caminantes”[4]
en su valor arquitectónico y en su estado de casi ruina, leamos:
“Puente de Abancay, o Pachachaca con
impropiedad
Este
es el tercero de arquitectura que hay desde Chuquisaca, de un sólo arco, que
estriba sobre dos peñas de la una y la otra banda, que dividen la provincia de
Abancay de la de Andaguaylas. Este puente es de los primeros o acaso el primero
que se fabricó a los principios de la conquista, para dar tránsito al Cuzco, y
de esta ciudad a las demás provincias posteriores, por atravesarle un gran río
que la dividía. El puente fue fabricado con todas las reglas del arte, como lo
manifiesta actualmente. Se ha hecho más célebre, y lo será de perpetua memoria,
por las dos célebres batallas que cerca de él ganaron los realistas, pero
es —344→ digno de admiración que un puente tan
célebre se haya abandonado y casi puesto en estado de arruinarse, si se
desprecia el remedio. El observantísimo don Luis de Lorenzana, actual
gobernador de la provincia de Jauja, que hizo viaje a esta capital desde Buenos
Aires, por el Tucumán y Potosí, presentó a este superior gobierno una relación
o informe muy conciso, pero discreto y acertado en sus reparos. Algunos son
irreparables, por falta de gente y de posibles. Los ridículos cercados, que
llaman pilcas, para defensa de sus sembrados, son providencia para poco más de
medio año en las tierras de poco migajón, o estériles y pedregosas, que no dan
fruto anual. Los montones de piedra que vio este caballero en las heredades,
son el mayor fruto de ellas, y se tiene por más conveniente amontonarlas y
perder un corto terreno, que sacarlas al camino. La excavación que hicieron las
aguas y el continuo trajín de caballerías de la banda de Pachachaca al gran
puente, es digna de lamentarse, no solamente por la molesta y riesgo de su
subida y bajada, sino porque se puede recelar que creciendo la excavación hasta
el sitio adonde estriba el extremo del arco, se puede caer el puente con un
gran terremoto, o imposibilitarse el ascenso o bajada a las mulas cargadas. Lo
cierto es que al presente se transita con riesgo, y que es fácil el remedio a
costa de la mucha piedra que hay cercana y pocas hanegas de —345→
cal y arena para unirla bien, asegurar el puente y dar un tránsito
correspondiente a su grandeza, que todo se puede hacer con un tenue gravamen de
los provincianos y si fuere necesario, se impone algún derecho corto a los
transeúntes, como sucede hasta en las reales calzadas que necesitan continuos
reparos por el mucho trajín de coches, calesas, carromatos y galeras, cuyos
bagajes fueron los más beneficiados y que hacen más destrozos.
Felizmente se contó con la buena voluntad y
arduo trabajo del Subdelegado del Partido de Abancay de la Intendencia del
Cusco, MANUEL ESPINAVETE LÓPEZ,[5]
quien en su descripción de Abancay,[6]
nos relata los esfuerzos que debieron hacerse en el año 1791, para reparar el
puente Pachachaca, veamos:
“El
puente de Pachachaca único que este rio tiene en la Jurisdicción de Abancay,
esta como el de Apurimac en la carrera que va de esta capital al Cuzco, Paz,
Potosí, y Buenos Ayres, es de cal y piedra labrada, de hermosa construcción, y
uno de los mejores y más útiles del Reyno, tiene un solo ojo, y el largo de
todo el terraplen ú obra de noventa a cien varas, esta distante del pueblo de
Abancay Capital del partido dos leguas en una quebrada con las mismas
incomodidades que la de Apurimac de la qual dista trece leguas: llegó a estar
tan deteriorado que el Autor del Lazarillo se lamentaba el año de 1770 del más
estado en que se hallaba, varios Corregidores dirigieron recursos al Superior
Gobierno para que se librase el dinero necesario a efecto de asegurarlo y
componerlo, y no habiendo conseguido, sin duda por no haber ramo destinado á
estas erogaciones, llegó a ponerse en tal situación, que en el año 789 el agua
que recogía el cerro a que está arrimado el Puente por la parte de Aymaraes, se
entraba en él, y por el tronco de un árbol fofo llamado Pati, que había crecido
en dicho Puente, se introducía y salía parte del Arco, y de los cimientos. Sus
pasamanos estaban enteramente arruinados, y echadas al río las hermosas piedras
labradas de que se formaron, su plan o piso enteramente destruido, y en tal
constitución, que pisaban los transeúntes en las mismas piedras en que está
formado el Arco; últimamente por el lado del pueblo de Abancay, habían dado un
barreno al escarpe de piedra labrada formado para resguardo de la obra, o
terraplen hecho desde el principio de la quebrada hasta el arranque del Arco,
con el cual desencaxaron un gran trozo de piedras y argamasa del referido
escarpe con que formaron un grande agugero, que todos los años se aumentaba con
el continuo azote de las aguas, quando el Río por las lluvias recogía las muchas
que llevaba por dicho tiempo todos los años.
Quando
el Señor Gobernador Intendente primer Regente de la real Audiencia del Cuzco
don Joseph Portilla, paso por el a tomar posesión de sus empleos, sin duda le
mereció atención, el deterioro de aquella obra, pues poco tiempo después de
haberme nombrado su Subdelegado en aquel partido, le puse un Oficio, sobre su
mal estado, al que me contestó ordenándome le propusiese los medios que hallaba
oportunos para asegurarlo. Con este motivo baxe al Cuzco, y habiéndome parecido
justo que los Hacendados y Cañavereros del Partido de Andaguailas á quienes
cotidianamente servía el Puente para el transporte de sus azúcares
contribuyesen con lo que buenamente pudiesen para el efecto, pasado á este fin
Oficio por el señor Intendente del Cuzco al de Huamanga se negaron reconvenidos
por este a dar cosa alguna, cerrado este camino se arbitró interesar a los del
Valle de Abancay, que dieron doscientos pesos con los quales, una hornada de
cal que ofreció el dueño de la Hacienda de Pachachaca, con hacer pagar en cada
carga de efectos de Castilla ocho reales por su pasage, quatro reales á las de
tierra, y con embiar á trabajar algunos días á los ociosos y de mala vida, se
logró asegurar, componer, y hermosear en siete meses de continuo trabajo, con
veinte y cinco á treinta hombres diarios, aquel útil Puente, en cuya obra que
corrió a mi cuidado se gastaron cerca de dos mil pesos, la cual concluida cesó
enteramente toda contribución, de suerte que allí nada paga cosa alguna, sin
embargo de que para iguales casos no sería malo tener algún repuesto de dinero
que podría conseguirse con que cada carga de efectos de Europa pagase un real,
medio los de tierra exceptuándose el maní, harina, trigo, y demás de primera
necesidad cuyo derecho podría arrendarse, y depositado el dinero en caxas
reales serviría semejantes urgencias, nose arruinaría el puente como ha
sucedido con el Urubamba y Xauja, y en caso apretado, no solo los traficantes
que pasasen en tiempo de la obra pagarían, sino todos los que antes u después
de ella transitasen, con lo que sería común e igual la contribución.”
Este puente también fue descrito por JOSÉ MARÍA BLANCO[7]
en 1834, capellán del presidente Luis José de Orbegoso y Moncada, de este modo:
“Departamento del Cuzco.- Puente de Pachachaca
El
puente de Pachachaca es el que divide los dos departamentos del Cuzco y de
Ayacucho. Todo él está construido de cal y piedra sillar sobre dos peñas que
enangostan allí el caudaloso rio llamado Pacha. Es hermoso y de la mejor
arquitectura; tiene un solo arco volado que tendrá de elevación sobre el nivel
del agua cincuenta varas. Tiene de ancho diez varas, y sesenta de largo, con
pasamanos de vara y cuarta de elevación, sobre los cuales hay veintidós pilares
chicos, a once por banda que lo adornan, terminando en forma de pirámides. El
piso lo tiene empedrado, formando un lomo insensible en el medio, para que en
el invierno no se empocen las aguas, y corran de un lado y otro a precipitarse
al río por cuatro anchurosos canales que tiene el arco. En medio del puente, a
un lado y otro de él, aparecen en el uno un zócalo que tiene una lápida, cuya
inscripción se ha borrado por el tiempo, siendo sólo visibles los números, por
lo que se sabe que fue construido el año 1564, ahora 273 años, y en el otro las
armas del rey sobre las cuales hay un nicho que debió tener alguna imagen, En
el día se ha caído un bastión de la muralla del puente, que corresponde al lado
del Cuzco y probablemente se arruinará éste si se descuidan en componerlo,
porque, filtrándose en el derrumbe el agua, será un reguero que conserve una
continua humedad.
En
este puente el hacendado de Auquibamba don Juan José Larrea, a quien de simple
paisano lo hizo el ex-general Gamarra teniente coronel de ejército, formó, un
parapeto de adobe para conspirar contra el orden, en el que trabajaron los
indios de Huanipaca y Cachora, sin más sueldo que la comida que se les
suministraba. Para esta fortificación hicieron ellos cuatro mil adobes, por la
que hace de cargo el señor Larrea tres mil pesos, que no se sabe si los ha
percibido.
A
la banda del Cuzco está la gran hacienda llamada Pachachaca, que fue la de
mucha nombradía de los padres jesuitas, y que en el día está casi arruinada.”
LÉONCE MARIE
ANGRAND,[8] a su paso por Abancay, el día
04 de setiembre de 1847, hizo un dibujo del puente Pachachaca. Su obra en el
Perú fue editado por Milla Batres,[9]
veamos:
Lamina 242.- “Puente del Rey, sobre el
río Pachachaca, que confluye con el Apurímac unas 6 leguas más abajo”. Dibujo
del cuatro se setiembre de 1847. 0,29 x 0,20.5 m.
Hacia 1849, en su relato acerca de su segundo
viaje a Europa,[10]
el ilustre puneño JUAN BUSTAMANTE,[11]
pasando por Abancay, el valle, río y puente de Pachachaca, escribe lo
siguiente:
“Salvado
ya ese tan tremendo paso es preciso atravesar algunos cañaverales, entrando
luego en una cuesta con cuatro leguas de descenso hasta llegar al pueblo de
Abancay donde se ven otros muchos cañaverales é ingenios de un azúcar muy
estimado por su consistencia y su blancura. Es pueblo bastante crecido; el
vecindario muestra en su traje y en sus modales que goza de un bien estar
general, y que no desconoce las leyes de la civilización, debida sin duda
ninguna á varios de los principales señores argentinos allí avecindados, los,
cuales vinieron brindándome con sus casas y su fina amistad. Su comercio de
azúcares no está hoy tan en auge como hace algunos años por la baratura en que
ha venido á caer ese artículo cuyo beneficio y cultivo cuesta sumas
considerables, y no pocas víctimas entre los infelices jornaleros que concurren
de diversos puntos buscando trabajo, y que vienen á ganar en el valle de
Abancay unas tercianas mortíferas.
A
esa misma calamidad estan sujetos, (y aun acomete con mas fuerza), los que
trabajan en las haciendas inmediatas al río Pachachaca donde se ve un hermoso
puente cuyo anchor se estiende unas nueve varas, y sin mas que un arco ú ojo de
extraordinaria magnitud.
Ese
es el puente donde confinan los departamentos del Cuzco y de Guamanga.”
Sir CLEMENTS ROBERT MARKHAM,[12] en su obra “Cuzco
and Lima”,[13] hacia 1852 describe las
haciendas abanquinas, el río Pachachaca y el puente de piedras edificado sobre
él, así como hace una grata referencia de
la hospitalidad abanquina del siguiente modo:
“Después
de bajar por el valle de Abancay a través de varias y ricas haciendas
azucareras, cada una con un grande y productivo huerto, llegamos al punto en
que el gran río Pachachaca cruza por el centro del valle y divide los
departamentos de Ayacucho y del Cuzco. Corre silenciosa pero rápidamente por el
fondo de una profunda quebrada, para ir a aumentar con sus aguas al poderoso
Amazonas. Sobre el río se ha tendido un hermoso puente de piedra de gran
antigüedad, a considerable altura por encima de las aguas.
Luego
de cruzar el Pachachaca llegamos a la ciudad de Abancay, después del
obscurecer, y fuimos recibidos en la casa del hospitalario subprefecto, don
Paulino Mendoza, sobrino del obispo del Cuzco”.
EPHRAIM GEORGE
SQUIER,[14] que realizó estudios
arqueológicos en el Perú, en su obra: “Un Viaje por Tierras Incaicas”,[15]
a su paso por el río y puente de Pachachaca hacia 1864, no refiere la
existencia de los restos del antiguo puente inca:
“Desde
Abancay el camino desciende rápidamente, a través de haciendas azucareras,
hasta el río Pachachaca, que cruzamos por un magnífico puente de piedra de un
solo arco y que lleva la fecha de 1564. A su lado hay algunos restos de un
puente colgante, probablemente de origen incaico.”
CHARLES WIENER,[16] en su obra “Perú y Bolivia”,[17]
hacia 1875 describió el gran valle de Abancay y el poderoso puente sobre el río
Pachachaca del siguiente modo, dejándonos además un bellísimo grabado:
“……De allí
se ve extenderse a lo lejos el gran valle de Abancay y la pequeña ciudad que se
eleva a ocho leguas de ese observatorio, en medio de vastos cultivos de caña de
azúcar. La bajada es muy bella, en medio de una vegetación lujuriante. Se
alcanza el fondo del valle atravesado por el Pachachaca. Los españoles
construyeron sobre el río un soberbio puente de piedra de un solo arco pleno de
audacia, el mismo que, apoyado sobre las rocas de ambas orillas une, gracias a
su poderosa estructura, los territorios de Auquibamba y de Huarangal. Entramos
a Abancay alrededor de las ocho de la noche, cruzando la finca de Patibamba, la
cual constituye en cierta manera un suburbio de la ciudad. Esta es tan nueva,
en cuanto capital, como Apurímac en cuanto departamento.”
A su paso por Abancay, nuestro
ilustre JOSÉ DE LA RIVA AGÜERO,[18]
en hermosa obra “Paisajes Peruanos”[19]
nos refiere acerca de este puente:
“En
la mañana del 7 de Junio salí de Abancay. La niebla en la madrugada había
cubierto el valle; y al alborear, la desgarró el sol en girones que aun
colgaban desde las cimas hasta las medias laderas. Bajé por muy amenos campos a
las haciendas de Letona; y me detuve breves minutos en una de ellas, Illanya.
En el patio, las cañas cortadas, de pálido rubio, formaban un pavimento
brillante.
De
allí a poco, prosiguiendo el declive, aparece el río Pachachaca, en hondo cauce
pedregoso, como un estrecho cíngulo cerúleo, entre cerros cercados por
matorrales y peñascos. Incomparablemente menor en concavidad y raudal que el
Apurímac, parece llano y apacible en comparación con éste. No debe serlo tanto,
sin embargo, en otros lugares y en época de avenidas, para merecer su nombre
que, más que puente de tierra, como sería su versión literal, quiere decir
puente profundo o enterrado. Cuando la Conquista, y mucho después, los
Españoles lo denominaron Río de Abancay (sin diferenciarlo del crecido
torrente, su tributario, que atraviesa esta ciudad); y en las márgenes de su
curso alto se dieron los dos combates en que fue batido el Mariscal Alonso de
Alvarado, la primera vez en 1537 por Almagro el Viejo, y la segunda en 1554 por
el pintoresco Francisco Hernández, a quien los cronistas apellidan por
antonomasia el tirano, demagogo y supersticioso, siempre rodeado de agoreros,
adivinas y saludadoras moriscas. Nuestro buen Pedro Peralta cantó por ello en
su Lima Fundada:
El
Amancay le brotará sangriento
Traidoras
palmas………
El
puente en que lo paso es colonial, de un solo arco de cal y piedra, construido
en 1654 por orden del Virrey Conde de Salvatierra (el mismo que colocó la pila
de bronce en la Plaza de Lima), para reemplazar el que mandó hacer el primer
Marqués de Cañete. Muy cerca se ven los estribos de la antigua chaca colgante
de mimbres, vestigio al parecer de la época incaica.”
Hiram Bingham rodeado de abanquinos en el puente Pachachaca |
UN VÍDEO PARA TI:
[1]ANONIMO. Descripción del Virreinato del Perú: Crónica inédita del
comienzos del siglo XVII”. Edición, prólogo y notas de Boleslao Lewin.
Universidad Nacional del Litoral. Instituto de Investigaciones Históricas.
1958. Rosario-Argentina.
[2] LANUZA
Y SOTELO, Eugenio. Viaje ilustrado a los reinos del Perú en el siglo XVIII.
[3] ALONSO CARRIÓ DE LA
VANDERA (Gijón, 1715- Lima, 1783), también conocido como La Vandera, fue un
alto funcionario, escritor, comerciante, viajero y cronista de indias español,
que pasó la mayor parte de su vida en el Virreinato de Perú, donde fue durante
varios años administrador del Correo Real. Concolorcorvo es el seudónimo que
utilizó como autor del Lazarillo de Ciegos Caminantes haciendo parecer que el
autor era su propio amanuense, Calixto Bustamante Carlos Inca.
[4]CARRIÓ
DE LAVANDERA, Alonso: CONCOLONCORVO. El lazarillo de los ciegos caminantes.
Desde Buenos Aires hasta Lima. Ediciones Argentinas Solar. Buenos Aires.
[5]Este personaje ha pasado a la historia de la emancipación del Perú
por ser el Secretario en el Juicio que se le siguió a José Gabriel Condorcanqui
– Túpac Amaru II. Así se lee del expediente de ese proceso: “Es
copia de la Sentencia y pronunciamiento original que queda agregado a sus
correspondientes autos, a que en lo necesario me remito, y para que en lo que
ella tenga su efectivo cumplimiento yo Dn. Manuel Espinavete López escribano
habilitado por dicho Señor M.Y.S. Visitador genl. Para practicar las
diligencias del rebelión intentado y
executado por el vil traidor Jph Gabriel Tupac Amaro de mandatto de dicho señor
doy la presente en la Ciudad del Cuzco a 15 de Mayo de 1781.─ Manuel Espinavete
López”
[6]ESPINAVETE LOPEZ, Manuel. Descripción de
la Provincia de Abancay. Mercurio Peruano XII, Nº 595-601. Biblioteca Nacional
del Perú. 1792. Lima. Pág. 114.
[7] BLANCO, José María. DIARIO DEL VIAJE DEL PRESIDENTE ORBEGOSO AL SUR DEL
PERÚ. Edición, Prólogo y Notas de Félix Denegri Luna. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Instituto Riva-Agüero. Lima, 1974. Tomo I.
BUSTAMANTE, Juan. Apuntes observaciones civiles, políticas y
religiosas, con noticias adquiridas en este segundo Viaje a la Europa. París:
Imp. de Lacampre Son. y Cia., 1849.
[8] LEONCE ANGRAND (1808 – 1886) Nacido y
muerto en París, pintor y dibujante
francés, activo en el Perú. se desempeñó como vice-cónsul francés en Lima desde
1834 hasta 1838, pero antes había permanecido un tiempo en Inglaterra, Holanda
y España, en Cádiz concretamente; posteriormente residió, con motivo de sus
ascenso a Cónsul, en otros países americanos como Cuba, Bolivia y Guatemala,
con un nuevo intervalo en Cádiz y una breve permanencia en Marruecos. Su
espíritu romántico le inclina a documentar escenas de la calle, los personajes
de la vida de las ciudades, grupos de edificios y monumentos arqueológicos y
arquitectónicos. En su conjunto, sus imágenes dan testimonio de la vida cotidiana
en el Perú de la década de 1830.
[9]ANGRAD, Leonce. IMAGEN DEL PERU EN EL SIGLO XIX. Editor Carlos Milla
Batres. Lima. 1972
BLANCO, José María. DIARIO DEL
VIAJE DEL PRESIDENTE ORBEGOSO AL SUR DEL PERÚ. Edición, Prólogo y Notas de
Félix Denegri Luna. Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto
Riva-Agüero. Lima, 1974. Tomo I.
[10] BUSTAMANTE, Juan. Apuntes
observaciones civiles, políticas y religiosas, con noticias adquiridas en este
segundo Viaje a la Europa. París: Imp. de Lacampre Son. y Cia., 1849.
[11] JUAN BUSTAMANTE DUEÑAS Nació
el 24 de junio de 1808 en Vilque, provincia de Puno. A pesar de haber heredado
una cuantiosa fortuna y haciendas no fue un gamonal abusivo. Viajó dos veces a
Europa, fue diputado por Lampa, en su gestión defendió los derechos a los
campesinos pobres. En 1867 fundó en Lima la “Sociedad amigos de los indios”.
Publicó
los libros: Viaje al viejo mundo (1845), Viaje al antiguo mundo (1845), Apuntes
y observaciones…en este segundo viaje a Europa (1849), Los indios del Perú
(1867). sus contemporáneos llamaban “El viajero”, los campesinos que lo
acompañaron en sus luchas reivindicativas lo llamaban “El inca”, los gamonales y la oligarquía
limeña “El loco Bustamante”.
[12] SIR CLEMENTS ROBERT MARKHAM KCB FRS (20 de julio 1830 – 30 de enero
1916) fue un explorador, escritor, y geógrafo inglés. Como presidente de la
Real Sociedad Geográfica a fines del s. XIX, Markham instrumentó la
financiación para la exploración británica de los polos. Sus esfuerzos hicieron
de los británicos los primeros en alcanzar las regiones polares. Exploró las
selvas del este de los Andes en Perú y se acredita el haber introducido el
árbol cinchona (fuente de quinina) a la India y a otras colonias británicas,
producto de este viaje es su obra Cuzco and Lima. En 1893 es elegido presidente
de la Real Sociedad Geográfica y lo mantuvo por doce años.
[13]MARKHAM, Clements R. Cuzco and Lima. Rivera
Martínez, Jorge Edgardo (Traductor). Editorial: Petróleos del Perú S.A. 2001.
Lima.
[14]EPHRAIM GEORGE SQUIER nació en el pueblo de Bethlehem, Estado de
Nueva York, el 17 de junio de 1821. Ejerció el periodismo en Nueva York,
Connecticut y Ohio, en este Estado inició las exploraciones de ruinas indígenas
que publicó en 1848 el Instituto Smithsonian. También en Nueva York realizó
estudios arqueológicos que editó la Sociedad Histórica de Nueva York con el
título de Monumentos aborígenes. Estaba casado en 1858 con Miriam Folline
Florencia, en Nueva Orleans, pero cuatro años más tarde fue enviado a Perú por
el Presidente Lincoln como Comisionado de los Estados Unidos. E.G. Squier murió en Brooklyn en 1888.
[15] SQUIER, F. George. Un viaje por tierras incaicas. Crónica de una
Expedición Arqueológica /1863-1865), Buenos Aires. 1974. Págs. 300 y 3001.
[16] CHARLES WIENER MAHLER. Nació en Viena,
capital del Imperio Austro-Húngaro, el 25 de Agosto de 1851, en el seno de una
familia judía. En 872 siendo profesor universitario especializado en asuntos
históricos, escribía una obrita titulada "Ensayo sobre las instituciones
políticas, religiosas, económicas y sociales del Imperio de los Incas" que
apareció en francés en 1874 que le dio mucha fama. En 1875 asistió a la
Exposición Universal de París, era Profesor del liceo Condorcet y dada su
especialidad, el Ministerio de Educación de Francia le comisionó para estudiar estos
países andinos. Primero arribó al Brasil, en 1876 permaneció en Perú y Bolivia.
[17] WIENER , Charles- Perú y Bolivia.
[18] JOSE DE LA RIVA AGÜERO Y
OSMA. Político, abogado e investigador peruano nacido en Lima en 1885 y
fallecido en su ciudad natal en 1944.
Después de cursar estudios secundarios, entró en la Universidad
Mayor de San Marcos (Lima), donde obtuvo el grado de licenciado en Filosofía y
Letras en 1910. En 1912 consiguió doctorarse en Jurisprudencia. Tras ello,
viajó a España, para participar, en 1914, en el Primer Congreso de Historia y
Geografía Hispano Americano, con una ponencia sobre la geografía física de
Perú. De vuelta a su país, comenzó una larga serie de viajes por todo Perú,
reflejados en su obra monumental, publicada póstumamente: Paisajes peruanos
(1955). En 1929 dio comienzo su andadura política, al ser uno de los miembros
fundadores del Partido Nacional Demócrata. Con esta formación política ocupó
los puestos de presidente del Consejo de Ministros (1930), Ministro de Justicia
e Instrucción (1931) y alcalde de la ciudad de Lima (1931-1932).
No obstante, en 1933 decidió abandonar la carrera política para
dedicarse de lleno a la investigación histórica y literaria. Se retiró a la
Hacienda Pando, entre Magdalena y Callao, una de los más selectos parajes del
entorno limeño, donde escribió la mayor parte de sus estudios históricos y
literarios más conocidos, como El carácter de la literatura del Perú (1933),
Historia del Perú (1934), El Perú histórico y artístico (1936) y Elogio del
Inca Garcilaso (1939). José de la Riva Agüero y Osma no contrajo matrimonio y
no tuvo descendencia directa, por lo que tras su muerte, en 1944, legó la
Hacienda Pando a la iglesia católica peruana, que edificó sobre ella la
Universidad Católica de Lima. ( De: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=riva-aguero-jose-de-la)
[19]DE LA RIVA AGÜERO, José. Paisajes peruanos.