MEDICIÓN DEL PUENTE PACHACHACA
La penúltima medición que se ha hecho del
puente Pachachaca, data de 1834, la hizo José María Blanco, capellán del
Presidente Luis José Orbegoso y Moncada, quien en su tiempo señaló que este
puente tenía las siguientes características: “Es
hermoso y de la mejor arquitectura; tiene un solo arco volado que tendrá de
elevación sobre el nivel del agua cincuenta varas. Tiene de ancho diez varas, y
sesenta de largo, con pasamanos de vara y cuarta de elevación, sobre los cuales
hay veintidós pilares chicos, a once por banda que lo adornan, terminando en
forma de pirámides”.
El
día domingo 10 de noviembre del 2013, casi 180 años después, el autor acompañado
de Nancy Almanza Merino y Juan Mencia Soto y contando en el lugar con la
colaboración de los estudiantes abanquinos Armando Chirinos Peña y Judit
Valverde Taype, se dieron la tarea de
medir el puente, pero esta vez en metros lineales, operación que arrojó las
siguientes medidas aproximadas:
1. La piedra clave o dovela central con respecto al terraplén del puente y
su arco se encuentra a 2.14 metros lineales y va aumentando su grosor en la
medida en que el arco se dibuja hacia los contrafuertes.
2. Tiene 20.50 metros lineales de luz.
3. Tiene 28.85 metros lineales de caída desde su plataforma o terraplén
hasta las aguas superficiales del rio Pachachaca en tiempo de estiaje.
4.
Los contrafuertes, viendo el puente desde la margen derecha del río
Pachachaca. son:
- El derecho 7.75 metros lineales de ancho por 11.25 metros lineales de
alto y en el terraplén 5.40 metros lineales, es decir: 7.75X11.25X5.40.
- El izquierdo 7.75 metros
lineales de ancho por 9.70 metros lineales de alto y en el terraplén 5.40
metros lineales, es decir: 7.75X9.70X5.40. Este contrafuerte es menos largo
porque la roca en la que está instalado es más alta que la roca del
contrafuerte derecho.
5.
El terraplén del puente es de 36.00 metros lineales de contrafuerte a
contrafuerte y su superficie es de 194.40 metros cuadrados.
6.
Después de los contrafuertes, el puente extiende su plataforma mediante
un relleno sobre las formaciones naturales de ambos lados del terraplén en la
siguiente medida:
-
Por el lado derecho hacia Abancay en 31.15 metros lineales.
-
Por el lado izquierdo hacia Andahuaylas en 17.80 metros lineales.
7.
La plataforma total del puente incluido los rellenos es de 84.95 metros
lineales. La superficie total de la plataforma del puente es de 458.73 metros
cuadrados.
8.
71 metros lineales de barandas o “quitamiedos” que fluctúan entre 60
centímetros a 1.00 metro de alto y 30 centímetros de ancho, y 22 pilares chicos
algunos destruidos a la fecha.
Todas estas medidas nos arrojan un volumen
aproximado de:
-
Contrafuerte derecho: 470.85 metros cúbicos.
-
Contrafuerte izquierdo: 405.94 metros cúbicos.
-
Piedra clave o dovela central hacia los contrafuertes: 236.89 metros
cúbicos.
-
Apertura del arco hasta los contrafuertes: 297.67 metros cúbicos.
-
Relleno desde el contrafuerte derecho hasta la carretera: 945.87 metros
cúbicos.
-
Relleno desde el contrafuerte izquierdo hasta la carretera: 466.18
metros cúbicos.
-
Barandas o “quitamiedos” y pilares chicos 45 metros cúbicos.
El volumen total aproximado del puente es de
2,805.40 metros cúbicos, pero si tomamos en cuenta que un m3 de
piedra pesa 2.65 TM., y un m3 de cascajo y arena pesa 1.50 T.M.,
podemos deducir que el puente Pachachaca pesa aproximadamente 5,250 toneladas
métricas.
Puente Pachachaca desde el dron de Ervin Cosio Delgado |
QUIENES HICIERON EL COLOSAL TRABAJO DE CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE
PACHACHACA.
Básicamente, los indios de los distritos
de Abancay, Pichirhua, Huanipaca, Cachora, Curahuasi y Huancarama.
Los españoles se atrevieron a diseñar este
grandioso "puente de medio punto" según la técnica llegada a la
península ibérica desde Roma, sabiendo que contaban con una población de peruanos
que no se encontraban en un estado tribal o primitivo, sino como los vencidos
dueños de una civilización andina que a lo largo de generaciones había
construido una incomparable red de caminos de más de 50,000 kilómetros, sus
varios, largos e ingeniosos puentes y sus tambos, grandes sistemas de
irrigación y fabulosa andenería para ampliar la frontera agrícola, fastuosos
palacios, inexpugnables fortalezas, elevados altares a sus dioses (huacas y
ciudadelas sagradas), preciosas llactas
guerreras, educativas y administrativas por todos lados y bellas ciudades sobre
la base de la piedra, y organizados en una serie de equipos sometidos a una
férrea disciplina, lograban lo que se proponían en materia de obras civiles.
Gracias a ellos la administración colonial española pudo construir este
magnífico puente.
Y pensar que todo empezó en 1559 a tan
solamente 26 años después que Francisco Pizarro llegó al Cusco, y a tan
solamente 17 años de la fundación del virreinato del Perú (1542) que duró 279
años, y aprovechando que el Gobernador
Cristóbal Vaca de Castro[1] en la ciudad de Cusco, en mayo
de 1643, dictó la “Ordenanza de tambos. Distancias de unos a otros. Modo de cargar a los
indios y obligaciones de las justicias respectiva”[2]
mediante la cual se organizó las mitas o
faenas que los indios encomendados a diferentes españoles debían hacer para el
mantenimiento de camino real, y gracias a ella se organizó esta gran empresa.
Veamos de qué españoles se trata:
“Y del dicho
Pueblo da Curaguasi se tiene de ir al Tambo de Abancay en el cual an de servir
los Pueblos Coya y Curac o Víchuica o Tasmara o Surco o Tamaran que son de
Peralonso Carrasco o Caramba o Guayllabamba o huchuri que son de Juan Rodríguez
con todas las otras de Peralonso o Juan Rodríguez o Pancorvo y todos los
Pueblos aldeas y lugares que tiene el Capitán Garcilaso de la otra parte del
Río que fueron del Obispo que haya gloria.
Y del dicho
Tambo de Cabana se ha de ir a Cochacajas en el qua an de servir el poblezuelo
que esta en Cochacajas o Mayo y todos los otros Pueblos del Repartimiento de
Candia que es ahora del Capitán Peranzures,”
Sabemos de dónde salió el ingente
maderamen para fabricar aquella gran cimbra donde se asentaron las enormes
piedras de cantería: intimpas,
chachacomos y uncas que crecían
en los bosques de Moyocorral,
Huayllabamba, Ampay, Ccacsa y toda la subida hasta Karkatera; grandes molles,
pisonaes, capulies, chuis y patis del valle de Abancay y Pachachaca, y los muchos
alisos o lambras de la ribera de lo que hoy llamamos río Matara y los propios
que crecían en las orillas del río Pachachaca. Y no podemos más que imaginarnos
el arduo trabajo de su construcción y el peligro de su instalación.
Cimbra de una estructura de arco |
La cantería debió ser provista de la subida de Karkatera o de los roquedales de Carhuacahua, de ninguna otra parte más, porque hacia el Oeste y Norte el valle de Abancay no tiene canteras de granito o sillar, o quizá salió de las inmediaciones del mismo puente. Esto es un trabajo que se lo dejamos a los geólogos.
Pero la triste verdad es que esta
obra debió haber consumido la vida de centenares de indígenas por las fiebres
de la malaria que por esos tiempos albergaba estos valles, la mala nutrición,
las otras enfermedades traídas de Europa, y los infaltables accidentes en una
obra que supera a un edificio de diez pisos de los de hoy, pero construido sobre
las aguas de un río caudaloso y dirigido por crueles patrones.
En conclusión, fue la mano de obra de
esos pueblos, la que en todo momento estuvo presente en la construcción de este
centenario puente. De eso debemos sentirnos muy orgullosos los que hemos nacido
en estas tierras, pues se trata de la más grande obra pública que se haya
construido jamás en esta región y que además haya alcanzado más de 450 años de
servicio y duración.
LAS PRIMERAS IMPRESIONES ACERCA
DEL PUENTE DE PIEDRA SOBRE EL RÍO ABANCAY (PACHACHACA)
La primera noticia que tenemos sobre la
existencia del puente de piedra sobre el río Abancay (Pachachaca) es del
Corregidor de Abancay Niculoso de Fornee, quien en su “Breve relación de la
tierra del corregimiento de Abancay, de que es corregidor Niculoso de Fornee”[3]
en el año 1586, quien haciendo comparecer a los testigos Juan Gómez y Juan
Fernández de Escobar, residentes de Curaguasi
para que declaren sobre los pueblos de Abancay, Curahuasi y Saywite,
contestando a la décimo novena pregunta respondieron:
19.─ Al diez
y nueve se responde, quel río que llaman Apurima está deste pueblo de Curauaci
legua y media, el cual es un río muy caudaloso de mucha corriente y que no se
puede pasar por vado, y tiene una puente de mimbres de grandor de setenta
brazas y de ancho dos brazas, por la cual pasa la gente; y que los indios, cuando
la van a hacer, mueren muchos, por el mucho trabajo que tienen en hacella y ser
tierra caliente; y que otro río que llaman el de Hamancay está dél pueblo de
Amancay legua y media, el cual es muy caudaloso y de mucha corriente y no se
puede vadear, y tiene una puente grande de piedra por donde pasan…..”
Hacia 1591, Fray Reginaldo de
Lizárraga[4],
como ya tenemos dicho, nos informa lo siguiente:
“Más
adelante se sigue el valle nombrado Amancay por unas flores olorosas blancas
que en él nacen en abundancia, así llamadas. Este río nunca se vadea; tiene
puente de cal y canto, mandada hacer por el buen marqués de Cañete, de felice
recordación el primero.”
Foto histórica: Primera fotografía del Puente Pachachaca de 1887 hecha por Ernest Middendorf. |
[1] Cristóbal Vaca de Castro (Izagre, León, c. 1492 - Valladolid, 1566) fue un
administrador colonial español en Perú. Oidor de la audiencia de Valladolid
(1536), fue enviado como juez pesquisidor por Carlos I de España a Perú en 1540
para restaurar el orden entre las facciones de Gonzalo Pizarro y Diego de
Almagro, y con la facultad de, en caso de fallecimiento de Francisco Pizarro,
hacerse cargo de su gobernación.
[2] “Ordenanzas
de tambos. Distancias de unos a otros. Modo cargar a los indios y obligaciones
de las justicias respectivas”. Hecho en la ciudad del Cusco el 31 de mayo de 1643. Cristóbal
Vaca de Castro.
[3] DE FORNEE, Niculoso. “Breve
relación de la tierra del corregimiento de Abancay, de que es corregidor
Niculoso de Fornee” Biblioteca de Autores Españoles: 184: 16-30. Madrid.
Ediciones Atlas.
[4]Fray Reginaldo o
Reinaldo de Lizárraga, (Medellín, Extremadura,
1545 - Asunción del Paraguay, 1615) fue un clérigo dominico y cronista español.
Fue obispo de La Imperial (1599-1605) y de Asunción (1607-1615). Escribió una
“Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y
Chile”, obra que dejó inédita, pues si bien intentó publicarla, no lo logró
pues la persona a la que confió para que lo hiciera imprimir en Madrid se
apoderó del dinero destinado para tal fin. Fue recién publicada en Lima, en el
año de 1908, en la revista del Instituto Histórico del Perú. Esta es una obra
que contiene datos y observaciones de gran interés histórico, escrita con un
estilo ameno.